Arqueólogos descubren la tumba perdida del faraón Tutmosis II
Hallazgo revoluciona la egiptología tras un siglo sin encontrar tumbas reales. La tumba del faraón de la Dinastía XVIII (1493-1479 a.C.) fue localizada en la Necrópolis Tebana. Su descubrimiento resuelve un misterio histórico y revela nuevos datos sobre su reinado.
«Un hito que reescribe la historia»
Un equipo de arqueólogos encontró en los Valles Occidentales de la Necrópolis Tebana la tumba de Tutmosis II, último faraón de la Dinastía XVIII sin descubrir. Es el primer hallazgo de una tumba real intacta desde el descubrimiento de Tutankamón en 1922. La cámara funeraria, decorada con escenas del Amduat (texto sagrado para faraones), confirmó su identidad.
Un error que llevó a la verdad
Inicialmente, los expertos creyeron que era la tumba de Hatshepsut, esposa de Tutmosis II y gobernante egipcia. Sin embargo, la escalinata monumental y las ilustraciones reales llevaron a identificar al faraón. Piers Litherland, director de la misión, destacó: «El Amduat fue la clave: solo los faraones tenían derecho a ese texto».
Un reinado en la sombra
Tutmosis II gobernó entre 1493 y 1479 a.C., pero su legado quedó eclipsado por su padre (Tutmosis I), su esposa (Hatshepsut) y su hijo (Tutmosis III). Lideró campañas militares en Nubia y el Levante (actual Palestina, Israel y Siria). Su momia, hallada en 1881 en Deir el-Bahari, mostraba signos de problemas de salud antes de morir.
El rompecabezas de las tumbas reales
La momia de Tutmosis II fue trasladada en la antigüedad junto a otros faraones para evitar saqueos. Su sarcófago original permaneció oculto 3.500 años. Este descubrimiento cierra la búsqueda de las tumbas de los primeros reyes de la Dinastía XVIII y confirma que se construyeron lejos de las zonas exploradas anteriormente.
De la arena al laboratorio
El hallazgo permitirá estudiar nuevos detalles sobre el arte, la religión y la política del antiguo Egipto. Las escenas del Amduat y la estructura de la tumba ofrecen pistas sobre los rituales funerarios de la época. Para los ciudadanos, supone una ventana única a un período clave de la historia humana.
Un final para un misterio milenario
El descubrimiento cierra un capítulo pendiente en la egiptología y refuerza el valor del patrimonio egipcio. Sin juicios ni especulaciones, confirma que aún quedan secretos por desvelar bajo las arenas del desierto.