Republicanos y demócratas revelan sus restaurantes favoritos en Washington

Un análisis de gastos de campaña muestra las preferencias culinarias de congresistas estadounidenses, con diferencias marcadas por partido.
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Vista superior de una mesa con platos de comida, teléfonos móviles y gafas.
Ilustración de una mesa vista desde arriba con diferentes platos de comida, teléfonos y accesorios personales.

Republicanos y demócratas revelan sus restaurantes favoritos en Washington

Los republicanos gastaron 887.720 dólares en The Capital Grille, frente a 34.422 de los demócratas. Un análisis de gastos de campaña entre 2023-2024 muestra las preferencias culinarias de los congresistas estadounidenses, con diferencias marcadas por partido.

«Filetes para unos, vino para otros»

Los datos de la FEC revelan que el 90% de las visitas a The Capital Grille fueron de republicanos, mientras que Bistro Cacao, un restaurante francés, fue el favorito de los demócratas, con 280.450 dólares gastados. «Los bistrós europeos atraen a ambos partidos», destaca el informe.

Pizza: el consenso

We, The Pizza recibió 535 transacciones de congresistas, siendo el cuarto establecimiento más visitado. El senador Josh Hawley (R-MO) lideró el gasto con 5.004 dólares. La opción más económica fue Santa Rosa Taqueria, con un promedio de 282 dólares por transacción.

Barras y tabernas divididas

Bullfeathers, cerca del Capitolio, recibió el 76% de sus visitas de republicanos, mientras que Sonoma Restaurant and Wine Bar fue preferido por demócratas (132.362 dólares). El histórico The Dubliner, vinculado a Joe Biden, mantuvo su atractivo para el ala progresista.

Una tradición con sabor partidista

Desde la era Eisenhower, restaurantes como The Monocle han sido puntos de encuentro político. El cierre de Charlie Palmer Steak, antes un local bipartidista, redujo las opciones neutrales. Los datos reflejan patrones históricos: los republicanos priorizan carnes y los demócratas, locales con carta de vinos.

Comer como un congresista tiene precio

El análisis confirma que las preferencias gastronómicas en Washington siguen líneas partidistas, con excepciones como las pizzerías. Los gastos, provenientes de fondos de campaña, ofrecen una radiografía de los rituales sociales del poder.