EEUU alerta sobre arma nuclear espacial rusa y riesgo satelital

El Comando Espacial de EEUU advierte que un arma nuclear antisatélite rusa podría desencadenar el síndrome de Kessler, afectando comunicaciones globales y violando tratados internacionales.
elconfidencial.com
Un astronauta en un traje espacial junto a una estructura dañada en el espacio.
Imagen de un astronauta en el espacio cerca de una estructura que parece dañada.

EEUU alerta del riesgo de un arma nuclear espacial rusa para los satélites globales

El Comando Espacial de EEUU advierte que una detonación podría desencadenar el síndrome de Kessler. El general Whiting denuncia que violaría el Tratado del Espacio de 1967 y afectaría a toda la infraestructura orbital. La NASA ya vivió un susto en febrero con una casi colisión entre satélites.

«El espacio no es un campo de batalla»

El general Stephen Whiting, jefe del Comando Espacial de EEUU, declaró en la conferencia ‘Air, Space & Cyber’ que Rusia planea desplegar un arma nuclear antisatélite, lo que sería «indiscriminado» y perjudicaría a satélites de todos los países. «Afectaría a comunicaciones, navegación y servicios esenciales en la Tierra», subrayó.

El precedente de febrero

Pam Melroy, de la NASA, reveló que el 28 de febrero el satélite ruso Cosmos 2221 estuvo a 10 metros de chocar con el TIMED estadounidense. De haber ocurrido, habría generado una nube de metralla hipersónica capaz de desencadenar el síndrome de Kessler: una reacción en cadena que inutilizaría órbitas clave. «Estábamos aterrados», admitió.

La órbita terrestre, al límite

La NASA alerta de que hay 10.000 satélites activos y 400.000 más aprobados, muchos de ellos parte de megaconstelaciones como Starlink (SpaceX), Guowang (China) o Kuiper (Amazon). El 50% de todos los satélites operativos son de SpaceX, lo que aumenta el riesgo de colisiones. La agencia impulsa una estrategia de sostenibilidad con tecnologías para evitar choques y retirar chatarra espacial.

Cuando la ficción fue advertencia

El síndrome de Kessler, teorizado en 1978, predice que una colisión masiva podría imposibilitar los viajes espaciales durante décadas. La película Gravity (2013) mostró sus efectos catastróficos. Hoy, con la militarización del espacio y la saturación orbital, el escenario es más plausible que nunca.

Un problema que no conoce fronteras

La amenaza rusa y la congestión orbital obligan a actuar. La ESA y empresas como Airbus desarrollan sistemas para limpiar desechos, pero urgen regulaciones globales y satélites con capacidad de maniobra. El fracaso supondría perder acceso al espacio y servicios críticos como GPS, meteorología o telecomunicaciones.