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Papa Francisco consuela a niño por su padre ateo

Un vídeo de 2018 muestra al papa Francisco consolando a un niño que preguntó por su padre ateo. La escena, revivida tras su muerte, simboliza su estilo cercano y compasivo.
elconfidencial.com
Persona abrazando a un individuo con chaqueta azul, con otra persona sonriendo al fondo.
Imagen de un abrazo entre dos personas, con una tercera persona observando al fondo con una expresión sonriente.

Papa Francisco consuela a niño que preguntó por su padre ateo

Un vídeo de 2018 con 8 millones de visualizaciones revive tras su muerte. El pontífice respondió a Emanuele, un niño de 10 años, durante una visita a la parroquia de San Pablo de la Cruz en Roma. La escena simbolizó su estilo cercano y compasivo.

«Dios no abandona a los buenos»

En abril de 2018, el papa abrazó al pequeño Emanuele, quien le preguntó en privado si su padre ateo «estaba en el cielo». Francisco compartió la duda con los presentes: «¿Dios dejaría lejos a un hombre que bautizó a sus hijos y fue bueno?». La multitud respondió con unánime «no».

Un mensaje de amor incondicional

El pontífice destacó que el gesto de bautizar a sus hijos «sin ser creyente» demostraba amor. «A Dios esto le ha gustado mucho», afirmó, animando al niño a rezar por su padre. El vídeo, subido por el Vaticano, se viralizó de nuevo como homenaje a su legado de ternura.

Lágrimas que unen a millones

La escena, revivida en redes tras su fallecimiento, muestra la conexión emocional del papa con la gente. «Ojalá todos pudiéramos llorar como Emanuele cuando sentimos dolor», dijo Francisco, recibiendo una ovación. Usuarios destacan el valor de «abrazar el dolor públicamente».

Un gesto que trascendió la fe

El encuentro ocurrió en Corviale, barrio humilde de Roma, durante una visita pastoral. Francisco priorizó entornos informales, donde surgían diálogos espontáneos como este, que hoy simbolizan su papado.

El consuelo perdura

La respuesta del papa reforzó valores universales: la bondad como puente y el consuelo sin dogmatismo. El vídeo sigue siendo testimonio de su capacidad para conectar con el dolor ajeno, más allá de creencias religiosas.