Italia evita por poco la recesión con crecimiento económico mínimo
Italia ha evitado por muy poco una recesión formal en un contexto de estancamiento económico. El país enfrenta múltiples desafíos estructurales que limitan su desarrollo, incluyendo una elevada deuda pública y una población en descenso constante.
Estancamiento económico persistente
La economía italiana apenas ha crecido un 1,44% en tres años, lo que representa menos del 0,5% anual. Según el especialista Federico Fubini, Italia evitó la recesión por apenas 45 millones de euros en un PIB trimestral de 500 mil millones. El Instituto ISTAT prevé un crecimiento del 0,6% para 2025, sostenido exclusivamente por la demanda interna.
Indicadores económicos clave
La deuda pública supera el 140% del PIB, una de las más altas de la eurozona. El desempleo se mantiene por debajo del 8%, mientras los salarios continúan por debajo de su nivel de hace veinte años. La inflación anual se situó en 1,2% en octubre, mostrando un control de precios relativo.
Competencia tecnológica global
China representa una amenaza competitiva creciente para los productos made in Italy. Los chinos presentan niveles de patentes internacionales superiores a todos los europeos juntos. Su producción industrial está 8,4 puntos porcentuales por delante del nivel de 2021, mientras las exportaciones italianas permanecen estancadas.
Declive demográfico acelerado
Italia pierde un promedio de 126.000 habitantes anuales desde 2019. Esta caída poblacional significa una reducción de 2.300 millones de facturación al año, afectando directamente el potencial de crecimiento económico del país.
Contraste con socios europeos
Países como España y Grecia crecen entre cuatro y seis veces más que Italia, pese a tener déficits públicos más bajos. Este contraste evidencia las dificultades del modelo italiano frente a economías que se benefician de los planes europeos.
Perspectivas futuras inciertas
El ISTAT proyecta un crecimiento del 0,8% para 2026, aún por debajo del promedio europeo. El clima económico se deteriora por el empeoramiento del sentimiento colectivo, mientras la demanda externa continúa mostrando contribuciones negativas al PIB.