Comunidad ayorea Degüi resiste en Santa Cruz desde 1999
500 indígenas ayoreos habitan en un terreno de 7.000 metros cuadrados en la Villa Primero de Mayo. Conservan su organización colectiva y cultura en pleno entorno urbano.
Vida y costumbres en la urbe
Las 105 familias comparten un espacio común con viviendas de ladrillo y barro. Mantienen la propiedad colectiva como parte esencial de su identidad. Los hombres trabajan con rozadoras y las mujeres se dedican al tejido de artesanías.
Desafíos en la ciudad
Enfrentan carencias en educación, salud y servicios básicos. El líder Mariano Picanerai afirma que la educación es su principal herramienta para combatir amenazas como drogas y prostitución que afectan a los jóvenes.
Educación y salud precarias
Cuentan con una escuela multigrado bilingüe hasta sexto de primaria. Muchos adolescentes abandonan estudios por dificultades de adaptación y discriminación en colegios regulares. En salud, casos como Máximo Chiqueno con cataratas sin tratar reflejan la falta de acceso a servicios médicos.
Artesanía amenazada
Las mujeres tejen con fibra de garabatá, planta amenazada por la expansión urbana. Cada diseño simboliza los siete clanes ayoreos. La producción es lenta y la comercialización difícil, afectando su fuente de ingresos.
Antecedentes: Llegada y establecimiento
La comunidad se formó en 1999 cuando familias ayoreas llegaron desde Concepción. Mariano Picanerai llegó hace 15 años cuando su padre se integró a la organización Canob y actualmente ejerce como dacasuté (líder) de la comunidad.
Futuro incierto
Viven en tierras prestadas por 30 años sin título de propiedad. Buscan consolidar su derecho sobre el terreno para garantizar la permanencia de esta «isla cultural» que resiste en medio del desarrollo urbano de Santa Cruz.