Bolivia afronta crisis energética tras dos décadas de gobierno del MAS
La producción petrolera cayó un 62% en una década. Bolivia, antiguo exportador de gas, sufre escasez de combustibles y depende de importaciones subsidiadas. La crisis impacta a la población y a los sectores productivos.
Declive productivo y dependencia externa
La producción de petróleo se desplomó de 63.000 a 24.000 barriles diarios en diez años. Las refinerías operan al 50% de su capacidad. Actualmente, 9 de cada 10 litros de diésel y 6 de cada 10 de gasolina son importados.
Subsidio millonario e insostenible
El Estado subvenciona el 68% del diésel y el 72% de la gasolina. Los analistas Raúl Velásquez y Hugo del Granado coinciden en que este modelo es financieramente inviable ante un déficit fiscal del 11% del PIB.
Impacto en la recaudación y la economía
Los ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) cayeron un 86%. Este impuesto financia gobernaciones, municipios, universidades y la Renta Dignidad. La escasez de diésel paraliza cosechas y limita la actividad minera.
El ocaso del gas natural
Las exportaciones de gas pasaron del 54% al 18,8% del total en una década. El investigador Raúl Velásquez advierte que Bolivia podría importar gas natural desde 2028 a precios hasta diez veces superiores.
Propuestas ante la crisis
El Partido Demócrata Cristiano (PDC) y la Alianza Libre coinciden en eliminar el subsidio al diésel. El PDC plantea una eliminación rápida, mientras que Libre propone mantenerlo solo para el transporte público. Ambos frentes buscan atraer inversión privada con reformas al sector.
Un futuro energético incierto
El próximo gobierno hereda una dependencia crítica de importaciones y un subsidio que ahoga las finanzas públicas. La solución inmediata requiere divisas, mientras que la recuperación de la producción nacional demandará años de inversión.