Indígenas peruanos cosechan aguaje de forma sostenible

Comunidades Maijuna y Kichwa en la Amazonía peruana han adoptado técnicas de escalada para cosechar aguaje, preservando el ecosistema y mejorando sus ingresos.
Mongabay Environmental News
Un hombre subiendo a un árbol con una cuerda envuelta alrededor del tronco.
Una imagen de un hombre utilizando una cuerda para ascender por el tronco de un árbol.

Indígenas peruanos cosechan aguaje de forma sostenible en la Amazonía

Comunidades Maijuna y Kichwa escalan palmeras para preservar el ecosistema. La técnica evita la tala destructiva y mejora sus ingresos. Implementada desde los años 2000, aún enfrenta desafíos logísticos y comerciales.

«De la tala a la escalada: un giro sostenible»

Las comunidades indígenas de la Amazonía peruana, como los Maijuna y Kichwa, han reemplazado la tala de palmeras aguaje por técnicas de escalada. «Nuestros ancestros no sabían que dañaban los árboles», explica Edber Tang Ríos, líder de la ACR Maijuna-Kichwa. Ahora usan arneses y equipos de seguridad para recolectar el fruto, preservando así solo las palmeras hembras productivas.

Impacto económico y ecológico

En los 90, la tala indiscriminada redujo un 53.8% la producción en algunas zonas. Actualmente, 20,000 familias dependen de la venta del aguaje, vendiendo entre 15 y 90 soles por saco (equivalente a $4-$24). Sin embargo, la falta de mercados estables y transporte dificulta su comercialización.

Barreras en la cadena de valor

El aguaje debe llegar a Iquitos o Lima en menos de dos días para evitar su deterioro. Sequías extremas y la falta de conexiones telefónicas complican el proceso, según Ricardo Rey Rivera, de Nature and Culture International. «Si no llegamos a tiempo, perdemos toda la cosecha», lamenta Madeley Macedo, presidenta del Comité de Aguaje de Nueva Vida.

Raíces de un problema

La explotación comercial del aguaje comenzó en los 90, provocando degradación genética y pérdida de ingresos. En 2012, estudios revelaron que áreas como la Reserva Pacaya Samiria perdieron el 56% de sus palmeras hembras. Hoy, las comunidades priorizan inventarios forestales y cuotas de cosecha para proteger la biodiversidad.

Un futuro con frutos, pero no sin retos

La escalada sostenible ha revitalizado los aguajales, pero las comunidades necesitan plantas procesadoras y acceso a mercados internacionales. Aunque el aguaje no puede competir con industrias extractivas, expertos como Elisabeth Lagneaux lo ven como parte de un modelo económico diversificado para la Amazonía.