Rusia vendió Alaska a Estados Unidos en 1867 por 7,2 millones de dólares
7,2 millones de dólares fue el monto de la transacción. El acuerdo se cerró en marzo de 1867. El secretario de Estado estadounidense, William H. Seward, fue criticado por la compra de un territorio considerado estéril.
Las claves de una venta histórica
La operación se produjo en un contexto de debilidad del Imperio Ruso. La guerra de Crimea (1853-1856) generó preocupación en Moscú de que Gran Bretaña pudiera invadir Alaska. Los funcionarios rusos instaron al imperio a deshacerse del territorio mientras aún pudiera obtener algo a cambio.
Repercusión inicial y legado
La compra fue tildada en su momento como la ‘locura de Seward’. Algunos medios estadounidenses se burlaron, calificando a Alaska como un ‘jardín para osos polares’. Sin embargo, el texto del New York Times señala que hoy parece un muy buen negocio para Estados Unidos. No obstante, algunos nacionalistas rusos consideran la venta un error histórico.
Antecedentes: La América Rusa
Rusia adquirió Alaska durante una época de expansión colonial en el siglo XVIII. Se creó la Compañía Ruso-Americana para comercializar pieles. La ‘América rusa’ llegó a extenderse hasta California, pero la sobreexplotación y los roces con cazadores británicos y estadounidenses complicaron la situación.
Cierre: Implicaciones geopolíticas
La venta refleja un repliegue estratégico ruso del siglo XIX. El acuerdo transformó la frontera norteamericana y tuvo consecuencias duraderas. El encuentro Trump-Putin en Alaska en agosto pasado evidencia la continua relevancia de la zona en las relaciones bilaterales.