Francia enfrenta jornada de protestas masivas contra plan de austeridad de Macron
Al menos 300 detenidos y 80.000 fuerzas de seguridad desplegadas en una jornada de furia social organizada desde redes sociales. Manifestantes bloquean infraestructuras clave en múltiples ciudades en rechazo a las políticas del gobierno.
Un país paralizado por la indignación
La consigna «¡Bloqueen todo!», lanzada desde TikTok, unió a estudiantes, clases medias, izquierda radical y anarquistas. Se registran incidentes en París, Toulouse, Rennes, Nantes, Burdeos, Lyon y Morbihan, con bloqueos en autopistas, estaciones de tren, universidades y centrales nucleares. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, prevé alrededor de 600 acciones en toda Francia.
El epicentro: Gare du Nord
En la principal estación ferroviaria de París, los Black Blocs se enfrentaron a las fuerzas del orden con técnicas de combate urbano. La multitud coreaba «Macron, dimisión», un eslogan que recuerda al movimiento de los Chalecos Amarillos. Un representante sindical declaró: «El problema es Macron, no los ministros. Tiene que irse».
París blindada y vida interrumpida
La capital se preparó para la violencia: muchos negocios no abrieron, otros se protegieron con rejas y la mayoría de empresas recomendó el teletrabajo. Los transportes sufrieron graves perturbaciones, afectando a trabajadores como Cécile, quien declaró: «Es muy difícil moverse. El transporte está muy afectado».
Repercusión nacional y beyond
El movimiento tuvo un amplio alcance: el Museo del Louvre cerró algunas salas, la radio France Inter interrumpió su programación por una huelga y en Marsella, la policía repelió con gases lacrimógenos un intento de invadir la estación de Saint-Charles. Un sindicalista en Marsella sentenció: «La ira lleva meses, incluso años».
Raíces de un descontento prolongado
La protesta surge de la indignación frente al plan presupuestario de austeridad del presidente Emmanuel Macron. Manifestantes expresan su exasperación por el excesivo costo de la vida y una percepción de que sus demandas no tienen respuesta, uniéndose en un rechazo transversal a las políticas gubernamentales.
Una tensión que no cede
La jornada de furia, con al menos 80.000 fuerzas de seguridad desplegadas y más de 300 detenidos, evidencia una profunda fractura social. La eficacia de las medidas gubernamentales para contener el malestar y la capacidad de movilización ciudadana a través de redes sociales definirán el impacto prolongado de este estallido de indignación.