Gobernador Camacho revela que anticipó su detención en diciembre de 2022
La autoridad cruceña conocía el operativo policial con antelación. Lo afirmó durante una entrevista tras asumir su cargo, luego de casi mil días de prisión preventiva en Chonchocoro.
Un secreto anticipado
El gobernador Luis Fernando Camacho declaró que recibió información desde dentro de la Policía sobre los planes para su captura durante el paro de 36 días. «Nosotros teníamos ya la información desde adentro, desde la Policía, sobre cuándo iba a pasar», afirmó. Advirtió a su familia, incluido su padre, durante la Navidad de 2022.
El día de la detención
Camacho detalló que el mismo 28 de diciembre de 2022 recibió una llamada a las 7:00 confirmando que el operativo sería después del mediodía. Le ofrecieron la opción de huir a Corumbá, Brasil, pero se negó. Aseguró que abrió la puerta a los agentes y que no opuso resistencia, aunque estos actuaron con fuerza innecesaria.
Tras las rejas en Chonchocoro
El gobernador describió su encierro como una prueba mental. Permaneció 17 meses y medio sin salir de su celda, rechazando incluso la hora de sol diaria que le ofrecían. Relató que solo se permitieron visitas tras un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos que corroboró su aislamiento.
La revuelta y el peligro
Respecto a una revuelta carcelaria en la que se dijo que su vida corría peligro, Camacho la descalificó. Explicó que, aunque fue retirado de su celda con su esposa e hijo por precaución, nunca supo exactamente lo que ocurrió durante esos incidentes.
Un contexto de confrontación política
Camacho vinculó su detención a la dinámica política nacional. Sostuvo que el Gobierno del presidente Luis Arce necesitaba «limpiarle la cara» a Evo Morales y que su captura era un mensaje dirigido a la oposición. Incluso postergó la pedida de mano a su esposa al anticipar su prisión.
Lecciones desde el encierro
Camacho afirmó que la cárcel cambia la vida y que optó por sacarle lo mejor. Mantuvo su mente activa mediante la lectura y el análisis, forjó su paciencia y reforzó su fe. Su regreso a Santa Cruz, tras casi 1.000 días, fue recibido por miles de personas que lo acompañaron desde el aeropuerto hasta la plaza central.