Colombia prohíbe totalmente la exportación de carbón a Israel
El decreto presidencial, emitido en julio de 2025, responde a las operaciones militares en Gaza. La medida cierra los vacíos legales de una prohibición anterior de 2024. Colombia era el principal proveedor de carbón térmico de Israel.
Una decisión con consecuencias energéticas y económicas
El presidente Gustavo Petro decretó que Colombia no exportará «una sola tonelada» de carbón a Israel mientras continúe la violencia en Gaza. La orden instruye además a la marina a interceptar cualquier barco que intente entregar carbón colombiano a Israel.
Impacto inmediato en Israel
Israel pierde a su principal proveedor de carbón, que representaba casi la mitad de sus importaciones. El carbón colombiano alimentaba aproximadamente el 60% de las centrales eléctricas israelíes de carbón, contribuyendo a un quinto de la producción eléctrica del país. Israel deberá ahora abastecerse de otras fuentes, probablemente a un coste mayor.
Repercusión para Colombia
La decisión conlleva riesgos económicos para Colombia, ya que el carbón es su segunda exportación más valiosa después del petróleo. En 2023, las exportaciones a Israel alcanzaron 447 millones de dólares, un 5% de las exportaciones totales de carbón del país. Casi todas las regalías del carbón se reinvierten en los presupuestos nacional y regional, sosteniendo economías locales.
Un precedente en la diplomacia económica
Colombia es uno de los primeros países en utilizar una prohibición total de exportación de un producto básico para influir en la conducta militar y humanitaria de otro país. El gobierno ha vinculado directamente la prohibición al cumplimiento de las medidas cautelares ordenadas por la Corte Internacional de Justicia respecto al conflicto en Gaza.
Un escenario de incertidumbre para ambos países
La medida podría afectar la confianza de los inversores y complicar los acuerdos comerciales existentes, ya que algunas empresas aún mantienen contratos que exigen se cumplan. Para Israel, el desafío es garantizar su suministro energético. Para Colombia, supone asumir la pérdida de ingresos y empleos en regiones mineras dependientes de este comercio.
Un mensaje económico claro
La prohibición va más allá de la diplomacia y envía un mensaje económico contundente. Este movimiento podría alentar a otras naciones ricas en recursos a considerar el uso de sus propios mecanismos de influencia en crisis internacionales. El resultado final para ambas economías es incierto.