Vocal del TSE plantea prohibir encuestas para el balotaje electoral
Gustavo Ávila propondrá no autorizar sondeos por falta de credibilidad. La medida busca evitar la desconfianza en el proceso. El anuncio se realizó este domingo 24 de agosto en una entrevista con la red ERBOL.
Un clima de desconfianza
El vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Gustavo Ávila, anunció que planteará a la Sala Plena no autorizar encuestas de preferencia electoral para la segunda vuelta, al considerar que “generan inseguridad y desconfianza en el proceso”. Reconoció que, pese a ser un instrumento valioso, las encuestas han perdido credibilidad en Bolivia debido a sus constantes errores.
Fallas y deslegitimización
Ávila afirmó que “en cada proceso electoral las encuestas fallan, desprestigiando a este mecanismo”. Sostuvo que se requieren cambios normativos y sanciones más severas contra las empresas encuestadoras para evitar que sus fallas afecten el proceso. La suspensión regiría “hasta no tener la seguridad de que esas encuestas hagan un buen trabajo”.
El combate contra la desinformación
En relación con la difusión de contenidos en redes sociales, Ávila recordó que este es un problema global. Informó que el TSE trabaja en alianza con Chequea Bolivia y Bolivia Verifica para enfrentar la desinformación. Anunció una reunión urgente con la Unión de Organismos Electorales de Latinoamérica para coordinar acciones conjuntas, señalando que “lo que hacen estas redes es generar un manto de dudas también al proceso electoral”.
Una norma desactualizada
El vocal subrayó que la normativa electoral actual tiene más de 15 años y no contempla ninguna regulación sobre redes sociales. Expresó su expectativa de que los nuevos parlamentarios prioricen la modificación de la Ley de Régimen Electoral para actualizar las reglas y fortalecer los procesos democráticos en el país.
Resultados en la credibilidad
La eficacia de la medida propuesta dependerá de la decisión de la Sala Plena del TSE. Su impacto busca restaurar la confianza ciudadana en un proceso electoral final marcado por la desinformación y la percepción de errores en los sondeos de opinión.