Inflación británica alcanza el 3,8% en julio, la más alta de Europa
Los precios de los alimentos suben un 4,9% interanual. La inflación en el Reino Unido se acelera y cuadruplica a la de Francia. El gobierno laborista de Keir Starmer enfrenta críticas por la crisis del costo de vida.
La cesta de la compra se encarece
La inflación anual del Reino Unido se situó en un 3,8% en julio, acelerándose desde el 3,6% del mes anterior. Esta tasa es la más alta en un año y medio y cuadruplica a la de Francia (1%) y dobla a la de Italia (1,7%) y Alemania (1,8%). La eurozona en su conjunto registró una inflación del 2% en el mismo periodo. Los analistas afirman que «la inflación del Reino Unido se parece cada vez más a un caso atípico internacional».
Los alimentos se convierten en un lujo
El encarecimiento de los productos básicos es una de las principales preocupaciones. Los precios de los alimentos subieron un 4,9% interanual en julio. La carne vacuna y de ternera aumentaron casi un 25%, mientras que el azúcar, la mermelada, el chocolate, el café, el té y el cacao también se encarecieron rápidamente. Jonathan Haskel, exmiembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, advirtió que este aumento «afecta a todos y corre el riesgo de desencadenar una espiral de precios-salarios».
Críticas al gobierno y factores internos
La oposición conservadora criticó duramente la gestión económica del Partido Laborista, afirmando que «las familias están pagando el precio de la mala gestión económica de la ministra de finanzas, Rachel Reeves». El Banco de Inglaterra señaló que las subidas fiscales a los empleadores y el aumento del salario mínimo nacional están impulsando los costos laborales, especialmente en el sector de fabricación de alimentos, lo que a su vez presiona los precios al alza. Se estima que las decisiones políticas pueden explicar hasta el 2% de la inflación alimentaria.
Un contexto de presión económica persistente
El Reino Unido sufre los mayores aumentos de precios en Europa, una situación que se agravó tras una breve mejora. El gobierno del primer ministro Keir Starmer había prometido durante su campaña electoral de 2023 resolver la crisis del costo de vida, afirmando que la inflación «se entromete en las pequeñas cosas que amamos» y «nos quita la alegría». Sin embargo, un año después de iniciar su mandato, la promesa de proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos parece lejana.
Un futuro incierto para los bolsillos británicos
Se espera que los precios de los alimentos sigan subiendo durante el resto del año, pudiendo alcanzar una inflación del 6%. Además, los analistas prevén que la ministra de Hacienda podría enfrentarse a un agujero fiscal de 50.000 millones de libras, lo que hace casi seguro que habrá nuevas subidas de impuestos en otoño, esta vez centradas en los hogares. La presión sobre el gobierno para reactivar la economía y aliviar el costo de vida se intensifica.