Denuncian corrupción en la carrera de Comunicación de la UMSA
La Unidad de Transparencia investiga el desvío de 325.500 bolivianos. Una exfuncionaria habría malversado fondos del «Plan Excepcional de Titulación». El caso revela irregularidades sistémicas en la universidad pública más importante del país.
«Un sistema que premia la mediocridad»
El periodista Andrés Gómez Vela denunció que 48 egresados pagaron 14.000 Bs cada uno para obtener títulos mediante el PETAENG, un mecanismo irregular. «Es la punta del ovillo de una red corrupta», señala el columnista Alfonso Gumucio Dagron. La Fiscalía ya recibió la denuncia formal.
Actores y repercusiones
Los estudiantes y docentes enfrentan aulas cerradas por retrasos en refacciones mínimas, mientras autoridades inauguran semestres «con solemnidad». Ciudadanos cuestionan la calidad de profesionales graduados en este contexto, especialmente en campos como medicina, derecho o comunicación.
Autonomía universitaria en entredicho
Gumucio Dagron describe una UMSA «en la lona»: centros de estudiantes convertidos en «poderes fácticos», rectores sin autoridad y recursos del IDH malgastados en mobiliario o eventos deportivos. «Se prioriza lo burocrático sobre la investigación», critica.
El declive histórico
El texto contrasta el pasado de la UMSA –referente en debates nacionales y producción académica– con su presente: politiquería, falta de excelencia y corrupción moral. Ejemplo emblemático es el director de Comunicación, sin publicaciones relevantes pero ascendido a decano pese a acusaciones de acoso.
Universidades que no crean conocimiento
Tanto públicas como privadas han reducido su rol a «institutos técnicos», priorizando carreras mercantilistas (como «comunicación digital») sobre investigación. La Unifranz incluso publicita: «Solo con teoría no haces nada». Solo algunos institutos autónomos preservan la excelencia.
Sin castigos, pero con sillones
El autor subraya que los corruptos «no son sancionados, sino premiados», mientras salones se llenan de muebles costosos. Docentes serios deben financiar sus propios viajes académicos, aunque la universidad gaste en «farras» deportivas.
Un futuro que no se piensa
El caso de la UMSA refleja una crisis estructural: abandono de la creación de conocimiento, politización vacía y desvío de recursos públicos. Sin reformas profundas, Bolivia seguirá sin aportar al desarrollo global desde sus aulas.