Arce culpa a Evo Morales de la derrota electoral del MAS
El presidente atribuye la compleja situación económica y los resultados electorales al expresidente. Lo acusó de priorizar su proyección política y de bloquear créditos externos. Admitió errores de su Gobierno, pero los consideró no determinantes.
Un océano de culpas
El presidente Luis Arce afirmó que Evo Morales es el «gran culpable» de la situación de la izquierda en el país. Sostuvo que la actitud del expresidente afectó al Gobierno, al MAS y a las candidaturas de Eduardo Del Castillo y Andrónico Rodríguez. «La mancha, el efecto de la irresponsable actitud desideologizada ha sido Evo Morales», añadió Arce desde la Casa Grande del Pueblo.
El estrangulamiento económico
Arce explicó que la estrategia de la derecha y el «evismo» fue estrangular los planes del Gobierno y los créditos paralizados en la Asamblea Legislativa. Señaló que en 2024 hubo una salida neta de 4.300 millones de dólares por pago de deuda y exportación de combustibles. Afirmó que, de haberse aprobado los 1.700 millones de dólares en créditos, «no tendríamos ningún problema de combustibles, ningún problema de inflación, ningún problema económico».
Reconocimiento de errores limitado
El Jefe de Estado admitió que su Gobierno cometió errores, aunque precisó que estos «no han sido determinantes en el momento de la votación». Sostuvo que dichos errores son corregibles y que se está trabajando en ellos. Aseguró que esto no significa que la izquierda esté derrotada y que el proyecto político continuará para retornar a su senda.
Una grieta en el proyecto popular
El contexto se enmarca en las recientes elecciones presidenciales del 17 de agosto, donde el MAS y Alianza Popular sufrieron derrotas. Arce situó el origen de los problemas en el bloqueo de créditos externos en la Asamblea Legislativa, un hecho que atribuye a un acuerdo político entre Evo Morales y la oposición.
El futuro de la izquierda boliviana
Las declaraciones profundizan la fractura interna dentro del oficialismo. La eficacia del plan gubernamental para hidrocarburos, que se sustenta en exploración y plantas de biodiésel, se presenta como un legado para el próximo Gobierno, en un escenario de alta tensión política.