Manufactura estadounidense registra su mayor crecimiento desde mediados de 2022
El PMI manufacturero subió a 53.3 en agosto. Los datos confirman que el sector ya no está en retroceso, sino en una nueva fase de crecimiento. La actividad de servicios también se mantuvo firme, señalando una expansión privada generalizada.
Un giro industrial confirmado
Los últimos estudios de negocio confirman que la manufactura estadounidense ha entrado en una fase de crecimiento. El Índice de Gerentes de Compras (PMI) manufacturero nacional subió bruscamente en agosto a 53.3, desde 49.8 en julio. Este es el desempeño más fuerte del sector desde mediados de 2022. La actividad de servicios se mantuvo en 55.4, mientras que el Índice Compuesto de Producción igualó ese ritmo, señalando una expansión amplia del sector privado.
Impulso desde Nueva York
Nueva York entregó una confirmación aún más llamativa. Su Empire State Manufacturing Index saltó a 11.9 en agosto, más del doble del nivel del mes anterior. Esta región históricamente ha servido como un indicador avanzado de las condiciones nacionales, y su aceleración súbita subraya el cambio que está ocurriendo.
Inversión y confianza empresarial
Las empresas están señalando confianza al aumentar el gasto en equipos y capacidad. Los pedidos nuevos mejoraron, la producción se aceleró y los compromisos de inversión ganaron tracción. Los índices de gastos de capital en estudios regionales se movieron marcadamente al alza. Esto sugiere que no se trata de una recuperación de corta duración, sino de una realineación más amplia.
Un contexto global desigual
Este impulso llega mientras las condiciones globales permanecen dispares. El sector industrial de Europa lucha por ganar terreno, con su producción compuesta apenas por encima del nivel neutro y la manufactura alemana aún en contracción. Asia muestra resultados mixtos. Against ese telón de fondo, Estados Unidos se destaca como un centro de vitalidad industrial renovada.
De la estagnación a la expansión
Este repunte representa una reversión de la estagnación que caracterizó gran parte de los últimos tres años. Se alinea con esfuerzos deliberados para reconstruir la base industrial de la nación, impulsado por políticas que favorecen la producción doméstica y protegen sectores críticos de shocks externos. La historia subyacente es un cambio de dirección: un renacimiento manufacturero construido sobre la relocalización y la protección estratégica de cadenas de suministro.
Un motor que vuelve a rugir
Las cifras apuntan a una economía estadounidense que está recuperando fuerza donde más importa: en la fábrica. Junto con el repunte en las ventas de viviendas, estas señales sugieren que la demanda doméstica y la producción se están reforzando mutuamente. El impacto se evalúa en la capacidad de mantener este momentum de inversión y expansión a largo plazo.