Arcistas inician guerra de acusaciones por catastrófico resultado electoral
El MAS obtuvo un 3,20 % de los votos en las elecciones, lo que desató una serie de acusaciones internas. Dirigentes ‘arcistas’ señalan a la directiva del partido por el manejo de las candidaturas como causa del fracaso.
La culpa es del otro
El ministro de Obras Públicas, Édgar Montaño, exigió explicaciones: «Nos tienen que explicar por qué los resultados». Acusó directamente al presidente del MAS, Grover García, y a su directiva de haber manejado el tema de las candidaturas, lo que habría llevado al desastre electoral.
La defensa de la directiva
Grover García se defendió de las acusaciones deslindando responsabilidades. Aseguró que «en ningún momento hemos puesto un candidato, todos han elegido los pactos departamentales». Culpó a candidatos específicos que, según él, «no jalan, no suman votos», y afirmó que los pactos departamentales eligieron a las figuras más potenciales.
El fin de una era
El resultado tiene una repercusión histórica para el ciudadano: el MAS no tendrá representación parlamentaria después de 20 años. Esto pone fin a la hegemonía que le permitía elegir a vocales electorales y magistrados del Órgano Judicial, un poder que perdió por completo el 17 de agosto.
Un partido que se creía invencible
Los arcistas aseguraban contar con un millón de militantes que responderían en las elecciones. Esta creencia en una base inquebrantable contrasta con el resultado estrepitoso que obtuvieron, demostrando una profunda desconexión entre la dirigencia y los votantes.
El objetivo era solo salvar la sigla
Eduardo Del Castillo, candidato presidencial del MAS, admitió que el único objetivo de su postulación no era ganar, sino «salvar la sigla». Desde esta perspectiva, consideró que la elección cumplió su propósito, a pesar de la pérdida total de representación legislativa.