Cisternas forman filas de un kilómetro en refinería de Palmasola

Más de 150 camiones esperan hasta una semana para descargar combustible en la refinería de Palmasola, generando congestión en Santa Cruz.
unitel.bo
Larga fila de camiones cisterna estacionados en una carretera con coches pequeños al lado.
Imagen de una extensa fila de camiones cisterna detenidos en una vía, posiblemente por un embotellamiento o algún evento en la ruta.

Cisternas forman filas de un kilómetro en refinería de Palmasola

Más de 150 camiones esperan hasta una semana para descargar combustible. La congestión se extiende hasta el octavo anillo de Santa Cruz. YPFB asegura que despachará 15 millones de litros diarios en abril para paliar la situación.

«Atascados sin respuestas»

Cientos de cisternas cargadas con diésel y gasolina permanecen varadas en cuatro filas paralelas frente a la refinería de Palmasola. Los conductores, que prefirieron mantener el anonimato, denuncian que «antes ingresaban 150 camiones diarios, ahora solo 20 o 30». La espera supera los siete días para algunos.

Impacto en la ciudad

En Santa Cruz, las colas en surtidores persisten, especialmente para abastecerse de diésel. YPFB atribuye el retraso a «problemas logísticos», pero garantiza que el despacho de combustible aumentará a 15 millones de litros diarios desde este martes.

De la autopista al surtidor

La congestión en Palmasola refleja la presión sobre la cadena de distribución de combustibles en Bolivia. Mientras YPFB intenta normalizar el flujo, los ciudadanos enfrentan desabastecimiento intermitente y largas esperas en estaciones de servicio.

Un cuello de botella que no se destraba

Bolivia depende críticamente de sus refinerías para abastecer el mercado interno. La saturación en Palmasola evidencia limitaciones en la capacidad de procesamiento, agravadas por la alta demanda de diésel en sectores como transporte y agricultura.

La solución está en camino, pero no llega

El anuncio de YPFB sobre incrementar despachos busca calmar el descontento, pero la congestión actual demora la distribución efectiva. La situación mantiene en vilo a transportistas y consumidores, que dependen de una pronta normalización.