TÜV Rheinland prueba lavavajillas con suciedad estandarizada en Núremberg
El laboratorio alemán sigue la norma EN 60436 para evaluar electrodomésticos. Sus técnicos recrean manchas con alimentos como avena o espinacas bajo parámetros europeos. El proceso determina la eficiencia energética certificada en la UE.
«Cocinar suciedad: así se mide la eficacia»
En el Quality-Labor de Núremberg, los empleados preparan meticulosamente platos como carne picada o leche quemada. «No es capricho, sino exigencia de la norma», explica el reportaje. Estos patrones de suciedad permiten homologar el rendimiento de lavavajillas en condiciones idénticas.
Un imperio de la precisión
El TÜV Rheinland, con sede en Colonia y 27.000 empleados en 50 países, opera aquí su mayor centro alemán. Incluye el laboratorio de juguetes más grande de Europa y áreas de análisis químico. La mayoría de sus pruebas son voluntarias, excepto en equipos médicos o protección laboral.
Reglas escritas con tiralíneas
La EN 60436 forma parte del marco regulatorio de la UE para etiquetado energético. Sin normas internacionales, advierten, no existirían baremos comparativos para fabricantes. El proceso garantiza que todos los aparatos se evalúen bajo los mismos residuos orgánicos y ciclos de lavado.
De la avena al sello europeo
Desde 2021, la UE exige que lavavajillas y otros electrodomésticos muestren su clase energética. Los test del TÜV Rheinland verifican consumo de agua y electricidad usando suciedad reproducible, clave para evitar ventajas competitivas injustas entre marcas.
Certificando el futuro
La metodología del laboratorio asegura que los consumidores reciban información fiable sobre eficiencia. Aunque el sistema depende de la voluntad de los fabricantes, su estandarización impacta directamente en el ahorro doméstico y los objetivos climáticos europeos.