EE.UU. ofrece 50 millones de dólares por Nicolás Maduro
El gobierno estadounidense duplica la recompensa por el presidente venezolano, acusado de narcotráfico. Incluye a otros altos funcionarios del régimen con recompensas millonarias. El programa también abarca líderes terroristas y criminales de guerra.
«Uno de los narcotraficantes más grandes del mundo»
El Departamento de Estado de EE.UU. calificó a Maduro como «una amenaza para la seguridad nacional» al anunciar la recompensa de 50 millones de dólares. El mandatario venezolano rechazó la acusación, tildándola de «ridícula y patética». El Programa de Recompensas por la Justicia (RFJ) gestiona estas ofertas, que raramente incluyen a jefes de Estado en ejercicio.
Altos cargos venezolanos con recompensas
Diosdado Cabello (25 millones): Vicepresidente del PSUV, vinculado al «Cartel de los Soles». Tareck El Aissami (10 millones): Exministro de Petróleo, acusado de narcotráfico. Vladimir Padrino López (10 millones): Ministro de Defensa, imputado por narcoterrorismo. Maikel Moreno (5 millones): Presidente del TSJ, señalado por corrupción.
De Noriega a los talibanes: otros «premiados»
El caso más similar en la historia fue el del panameño Manuel Noriega, aunque sin recompensa pública millonaria. Actualmente, el RFJ prioriza a líderes terroristas como Sirajuddin Haqqani (10 millones), ministro talibán afgano, o Saif al-Adel (10 millones), presunto jefe de Al-Qaeda.
Crímenes internacionales en la mira
El programa amplió su alcance a genocidas y criminales de guerra. Ejemplos históricos incluyen a los serbobosnios Radovan Karadžić y Ratko Mladić, o al ruandés Félicien Kabuga, capturado en 2020 por financiar el genocidio.
Un precedente con sello venezolano
Venezuela marca un caso excepcional: es el único país con cuatro altos funcionarios en activo con recompensas millonarias. Las acusaciones giran en torno a narcotráfico, corrupción y terrorismo, según el RFJ y el Departamento de Justicia de EE.UU.
Justicia con precio
Las recompensas reflejan la estrategia de EE.UU. para perseguir objetivos globales sin intervención militar directa. Su eficacia varía: mientras algunos fugitivos fueron capturados, otros como Maduro o Haqqani permanecen en el poder.