Actores de videojuegos ratifican acuerdo que limita el uso de IA
El 95% de los miembros de SAG-AFTRA aprobó el contrato tras 11 meses de huelga. El pacto garantiza aumentos salariales y protecciones contra réplicas digitales no consentidas. La disputa refleja los desafíos laborales ante el avance de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento.
«Un límite necesario para la era digital»
El nuevo contrato, vigente por tres años, exige consentimiento explícito para usar voces o imágenes de actores en réplicas de IA. «Era el tema de mayor importancia existencial», afirma Sarah Elmaleh, actriz y líder del sindicato. Los artistas podrán revocar permisos durante futuras huelgas, según el director ejecutivo de SAG-AFTRA, Duncan Crabtree-Ireland.
Impacto en la industria
Empresas como Activision, Electronic Arts y WB Games deberán negociar términos específicos al emplear IA. El caso de Darth Vader en *Fortnite* —cuya voz generada por IA provocó polémica— aceleró las demandas. Crabtree-Ireland destaca que el sector de videojuegos es pionero en adoptar estas tecnologías, lo que exige regulaciones claras.
Voces que dan vida a los pixeles
Elmaleh, conocida por trabajos en *The Last of Us Part II* y *Halo Infinite*, defiende que la actuación humana aporta «persuasión y peso» a personajes digitales. «Es un arma secreta para conectar con los jugadores», subraya. Las compañías, por su parte, celebraron el acuerdo a través de su portavoz Audrey Cooling, quien destacó su compromiso con experiencias innovadoras.
Un precedente para Hollywood y más allá
El conflicto surgió cuando la IA comenzó a reemplazar actores en proyectos clave, incluso con figuras fallecidas como James Earl Jones. SAG-AFTRA ya presentó una denuncia laboral contra Epic Games por sustituir empleados sin aviso. El contrato sienta bases para futuras negociaciones en cine y televisión, según Crabtree-Ireland.
El cierre de un capítulo, pero no la guerra
Si bien el acuerdo mitiga riesgos inmediatos, el sindicato advierte que los límites éticos de la IA aún están en discusión. La industria deberá equilibrar innovación con derechos laborales en un mercado global que mueve miles de millones anuales.