Inundaciones en Santa Cruz dejan 4.500 familias damnificadas y pérdidas agrícolas millonarias
Las lluvias destruyeron 97.000 hectáreas de cultivos y amenazan a miles de cabezas de ganado. El Gobierno declaró estado de emergencia por los daños en viviendas, infraestructura y producción agropecuaria. La crecida del río Grande afectó especialmente a municipios como El Puente, Pailón y Ascensión de Guarayos.
«Hemos perdido todo, no tenemos ni para comer»
Las inundaciones han dejado 29 comunidades aisladas y cultivos vitales como soya, maíz y arroz completamente destruidos. En El Puente, el 80% de la producción agrícola se perdió, mientras que en Lagunillas, 160 familias agricultoras quedaron sin sustento. «Estamos totalmente endeudados con el banco, y ahora no tenemos nada», lamentó Concepción Nava, uno de los afectados.
Ganadería y viviendas bajo el agua
En Pailón, el desborde del río Grande arrasó diques de contención, inundando zonas residenciales y productivas. Amanda Aguirre perdió 200 hectáreas de soya y 130 cabezas de ganado, mientras que en Ascensión de Guarayos las pérdidas superan las 27.000 hectáreas. Un poblador reportó que el agua alcanzó 50 centímetros de altura dentro de su vivienda.
Respuesta humanitaria y desafíos
Equipos como SAR Bolivia realizaron rescates, incluida una familia con una bebé de un año. Sin embargo, la escasez de combustible y el daño en carreteras dificultan la ayuda. La Asociación de Municipios de Santa Cruz reportó daños en infraestructura vial, maquinaria agrícola y más de 2.000 reses muertas.
Un desastre anunciado
La crisis se agravó por la imposibilidad de cosechar a tiempo debido a la falta de diésel, sumando pérdidas económicas a agricultores ya endeudados. Santa Cruz, principal productor agropecuario de Bolivia, enfrenta su peor temporada de lluvias en años, con ríos desbordados y sistemas de contención colapsados.
La reconstrucción será larga
El Gobierno convocó a gobernadores y alcaldes para coordinar acciones, pero la magnitud de los daños sugiere que la recuperación llevará meses. Las familias afectadas dependen ahora de ayuda humanitaria, mientras el sector agropecuario calcula pérdidas por millones de dólares.