Lluvias en Beni amenazan con desbordes de ríos

El SAT prevé niveles máximos de agua para el 2 de abril en Beni, con riesgo para familias y productores agropecuarios debido a las lluvias en Santa Cruz y Cochabamba.
El Deber
Animales y personas cerca de un establo bajo los árboles, con terreno inundado.
Escena que muestra un grupo de animales junto a un establo, con personas en el área inundada alrededor.

Lluvias en Beni amenazan con desbordes de ríos la próxima semana

El SAT prevé niveles máximos de agua para el 2 de abril. Las precipitaciones en Santa Cruz y Cochabamba afectarán la cuenca baja del Beni, donde ya hay familias y comunidades en riesgo. Ganaderos y agricultores enfrentan incertidumbre ante posibles inundaciones.

«La semana crítica para el Beni»

El Sistema de Alerta Temprana (SAT) del Gobierno beniano advirtió que los niveles hídricos alcanzarán su punto más alto a principios de abril. «El golpe de agua lo recibimos una semana después de que se manifiesten en Santa Cruz y Cochabamba», explicaron. Las zonas más vulnerables incluyen Camiaco, Puerto Siles y Los Puentes.

Ganaderos en alerta

Productores agropecuarios intentan retrasar el traslado de ganado a zonas altas: «Debemos aguantar lo máximo posible porque se acaba el pasto», señaló uno en un grupo de emergencias. El SAT confirmó que las lluvias persistirán toda la semana, agravando la situación.

Impacto del cambio climático

El río Mamoré no había rebalsado desde 2018 debido a La Niña y los incendios. «La pérdida de humedales y especies es alarmante», destacó el SAT, vinculándolo al cambio del Plan de Uso de Suelo (PLUS) y los incendios de 2019. En 2024, Beni perdió 6 millones de hectáreas por quemas.

Un equilibrio frágil

Beni enfrenta un dilema: mientras las inundaciones ponen en riesgo a comunidades, la humedad del suelo es vital para mitigar futuros incendios. Las represas Jirau y San Antonio en el río Madera complican el drenaje, prolongando las crecidas.

Agua y fuego: la cuenta atrás

La eficacia de las alertas y las acciones preventivas determinarán el impacto real en la población y el ecosistema. El SAT insiste en que el monitoreo continuo es clave, especialmente ante patrones climáticos cada vez más impredecibles.