China endurece controles sobre minerales estratégicos

Pekín crea un centro interinstitucional para frenar el contrabando de tierras raras, claves para tecnología y defensa, reforzando su dominio en el refinado global.
xataka.com

China endurece controles sobre minerales estratégicos para frenar contrabando

Pekín crea un centro interinstitucional y publicará casos ejemplares. La medida busca proteger su dominio en el 60% del refinado global de tierras raras, claves para tecnología y defensa. Anunciado tras una reunión multisectorial el 19 de julio.

«Persecución sin concesiones al contrabando»

El Ministerio de Comercio chino confirmó una ofensiva operativa desde mayo, con investigaciones, detenciones y «eficacia disuasoria», según CGTN. El nuevo Centro Conjunto coordinará aduanas, seguridad y procuraduría para vigilar exportaciones de doble uso, con guías de cumplimiento y listas ampliadas de entidades controladas.

Minerales en el centro del poder

Las tierras raras (neodimio, praseodimio) son vitales para chips, baterías eléctricas y satélites. China domina su refinado (85% en algunos casos) y teme que el contrabando filtre tecnología a aplicaciones militares extranjeras. Detectaron tácticas sofisticadas: documentos falsos y transbordos por terceros países.

Un movimiento con trasfondo geopolítico

La medida responde al cerco tecnológico occidental, especialmente de EE.UU., que restringe chips avanzados. Pekín replica usando su ventaja en materias primas, como ya hizo en 2023 con galio y germanio. «Quien controla los materiales, controla parte del juego», señala el análisis.

Lecciones del pasado

Históricamente, el contrabando de productos estratégicos (como los chips NVIDIA prohibidos) evade restricciones mediante redes opacas. China ahora apuesta por controles más agresivos, aunque persisten dudas sobre su efectividad a largo plazo ante la adaptabilidad de estas redes.

El mercado global en observación

La medida podría impactar en precios y cadenas de suministro, pero su alcance real dependerá de la ejecución. Pekín refuerza así su posición negociadora en la guerra tecnológica, aunque sin garantías de frenar totalmente las fugas.