Cambio climático reduce variedad de papas nativas en Cochabamba
Las comunidades andinas pasan de cultivar 50 a solo 3 variedades de papa. La sequía y heladas obligan a migrar a los jóvenes y replantear la subsistencia. Reportaje desde Tacopaya con testimonios de agricultores afectados.
«La tierra ya no responde como antes»
Anastacia Delgado, agricultora de Luquiapu (Tacopaya), relata que en 2024 una helada arrasó su cosecha completa. «Antes sembrábamos copacabana, waycha y sacambaya; hoy solo resisten esas», explica. El 48% de su producción se destina a chuño por su mayor duración, según el Observatorio de Soberanía Alimentaria.
Prácticas ancestrales versus realidad climática
Los comunarios interpretaban señales naturales como el llanto del zorro o el color del cielo para predecir lluvias. «Ahora las rituales a la Pachamama casi desaparecieron», lamenta Faustino Ignacio de Challa Grande. El Banco de Germoplasma de Toralapa conserva 2,432 variedades nativas, pero solo 30 se cultivan por su baja rentabilidad.
Migración y nuevas alternativas
Eleuterio Santos, migrante retornado, impulsa un proyecto de forestación con 3,600 pinos radiata. «Los árboles atraerán lluvia y darán madera», argumenta. Mientras, mujeres como Anastacia complementan ingresos con tejidos tradicionales.
Raíces que se pierden
Hace dos décadas, las papas nativas como luk’i o quyllu garantizaban seguridad alimentaria con chuño duradero 20 años. Hoy, el 76% de la producción se reparte entre autoconsumo (24%), semillas (23%) y procesado (48%), dejando solo 5% para venta o trueque.
¿Sobrevivirán las papas de colores?
Las variedades nativas, más nutritivas pero sensibles al clima, ceden terreno a las comerciales. La forestación y artesanías emergen como alternativas, aunque la migración juvenil persiste como síntoma de un modelo agrícola en crisis.