Irán reanuda su programa nuclear tras bombardeos de Estados Unidos
El ministro iraní Abás Araqchi confirmó la reactivación del enriquecimiento de uranio, pese a los daños en tres instalaciones nucleares por ataques estadounidenses el 22 de junio. Teherán mantendrá conversaciones indirectas con Washington y se reunirá con potencias europeas este viernes.
«No renunciaremos al enriquecimiento: es un logro nacional»
El ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchi, declaró en Fox News que el programa nuclear continuará a pesar de los «graves daños» en las plantas de Fordo, Isfahán y Natanz. «Es una cuestión de orgullo nacional», subrayó, aunque admitió que aún evalúan el estado del uranio enriquecido almacenado.
Reacción de Estados Unidos
El presidente Donald Trump aseguró que los bombardeos «destruyeron completamente» las instalaciones y amenazó con nuevos ataques si Irán persistía. Los ataques se realizaron en apoyo a Israel, que mantiene una ofensiva contra Irán.
Diplomacia en juego
Teherán se reunirá el viernes con Alemania, Francia y Reino Unido en Estambul para discutir el control de su programa nuclear bajo supervisión de la ONU. Araqchi afirmó que están «abiertos a conversaciones indirectas» con EE.UU. para levantar sanciones a cambio de demostrar el carácter pacífico del programa.
Capacidad defensiva y liderazgo
El ministro aseguró que Irán conserva «un buen número de misiles» pese a los ataques israelíes a sus depósitos. Sobre el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo, destacó que lo vio «en muy buena forma» horas antes de la entrevista.
Una escalada con raíces profundas
El conflicto se intensificó tras los bombardeos estadounidenses del 22 de junio, que Irán considera un ataque a su soberanía. El programa nuclear, iniciado décadas atrás, ha sido fuente de tensiones con Occidente, que sospecha fines militares. Las sanciones económicas de EE.UU. agravan la crisis.
El futuro se decide en mesas separadas
La reanudación del programa nuclear y las conversaciones con Europa marcarán los próximos pasos. Mientras Teherán insiste en su derecho al desarrollo tecnológico, Washington exige garantías de transparencia. El diálogo indirecto entre ambos países podría definir el rumbo de la crisis.