Republicanos amplían los recortes fiscales de Trump con un coste de 3,4 billones
El Congreso de EE.UU. aprueba una megaley que extiende las rebajas impositivas de 2017. La normativa, impulsada por el Partido Republicano, incrementa el déficit federal y genera tensiones internas. Trump firma la ley tras semanas de negociaciones y ajustes en el Senado.
«El legado fiscal que divide al Partido Republicano»
La extensión de los recortes fiscales de 2017, la pieza central de la ley, representó inicialmente 2,4 billones de dólares en déficit. Los republicanos consideran estas rebajas un «éxito histórico», pero su ampliación disparó el coste total a 3,4 billones tras las modificaciones del Senado. Ningún demócrata apoyó la iniciativa.
Los impuestos individuales y empresariales marcan la diferencia
La Cámara Baja priorizó hacer permanentes los recortes a los impuestos sobre la renta individual, mientras que el Senado, liderado por John Thune y Mike Crapo, añadió beneficios fiscales para empresas. Esto incluyó deducciones por depreciación acelerada y gastos en I+D. «Era caro desde el principio», admitió Andrew Lautz del Bipartisan Policy Center.
El conflicto por SALT y Medicaid
Republicanos de estados con altos impuestos (como Nueva York y California) lograron aumentar el límite de la deducción SALT a 40.000 dólares, reduciendo ligeramente el coste total. Por otro lado, los recortes a Medicaid generaron divisiones, especialmente entre senadores moderados como Susan Collins, quien votó en contra.
De la «Green New Scam» al último ajuste
Trump presionó para eliminar créditos fiscales a energías limpias, aunque el Senado suavizó los cambios para proteger proyectos en marcha. Otras disputas, como la exclusión de un «impuesto de represalia» internacional, modificaron el precio final. El proceso de reconciliación presupuestaria obligó a recortar 200.000 millones por normas del Senado.
Un coste que ya venía de lejos
Los recortes fiscales de 2017, diseñados para expirar en 2025, fueron el eje de las políticas económicas de Trump. Su extensión, combinada con nuevas rebajas empresariales, refleja la prioridad republicana de reducir impuestos pese al impacto en el déficit.
Un billón más y seguimos
La ley, con un coste final de 3,4 billones, consolida las políticas fiscales republicanas pero deja incógnitas sobre su impacto a largo plazo. Su aprobación requirió el voto de desempate del vicepresidente JD Vance, mostrando la frágil unidad del partido.