El Rimac Nevera R bate récords de velocidad pero no convence a los millonarios
El hiperdeportivo eléctrico alcanzó 431,45 km/h, pero su baja demanda refleja la preferencia por motores de combustión. La edición limitada de 40 unidades, con un precio de 2,3 millones de euros, no ha logrado captar a compradores de alto poder adquisitivo, según datos de Bloomberg y Autocar.
Un campeón de velocidad sin trofeo comercial
El Rimac Nevera R ha roto el récord mundial de velocidad para coches eléctricos de producción (431,45 km/h) y ostenta también el de marcha atrás (275 km/h). Sin embargo, «el mercado de hiperdeportivos eléctricos es muy limitado», admitió Mate Rimac, CEO de la marca. Solo se han entregado 50 de las 150 unidades previstas del modelo base, según Autocar.
La paradoja tecnológica
Mientras los aficionados celebran sus avances, los compradores ricos prefieren «el drama de los motores de combustión», señala el comunicado de Rimac. La marca croata reconoce que «es poco probable que fabriquen otro hipercoche eléctrico a corto plazo».
Presión desde Porsche
La alemana, dueña del 20% de Rimac, vio caer un 46% sus beneficios (182 millones de euros) vinculados a esta inversión. Su informe anual subraya que «la rentabilidad depende del éxito comercial» del Nevera.
Exclusividad y potencia, pero sin compradores
Con 2.017 CV y un precio récord, el Nevera R es «uno de los coches eléctricos más caros del mundo». Su tirada limitada (40 unidades) no ha compensado la falta de interés: solo el Xiaomi SU7 Ultra le superó en Nürburgring, pese a ser una berlina.
¿Gasolina o electricidad? La batalla de los millonarios
El sector de hiperdeportivos sigue dominado por la combustión, pese a los récords técnicos de modelos como el Nevera. La baja demanda sugiere que los compradores premium aún no apuestan masivamente por la electrificación, incluso en vehículos de prestaciones extremas.
Un freno al futuro eléctrico
El caso del Nevera R evidencia que la tecnología más avanzada no garantiza éxito comercial en segmentos exclusivos. La estrategia de Rimac y sus socios, como Porsche, deberá adaptarse a un mercado que aún valora más el sonido de un motor que los kilómetros por hora.