España despliega buque militar ante tensión en isla Perejil

La fragata Furor vigila el Estrecho tras gestos nacionalistas marroquíes, coincidiendo con el aniversario de la ocupación de 2002 y tensiones por el Sáhara.
xataka.com

España despliega buque militar ante nueva tensión en isla Perejil

La fragata Furor vigila el Estrecho tras gestos nacionalistas marroquíes. Coincide con el aniversario de la ocupación de 2002 y protestas por la postura del PP sobre el Sáhara. Rabat cerró aduanas con Ceuta y Melilla.

«El fantasma de 2002 vuelve al Estrecho»

España ha desplegado el buque de acción marítima Furor cerca del Peñón de Vélez de la Gomera y Alborán, en respuesta a «maniobras propagandísticas» marroquíes. Un comité vinculado a inteligencia de Rabat planeó una reunión simbólica en Perejil para reclamar «unidad territorial», aunque no llegó a materializarse.

Detonantes de la crisis

La participación del Frente Polisario en el congreso del PP activó protestas de Marruecos, que cerró aduanas con ciudades españolas en África. El partido Istiqlal exigió al PP apoyar su plan para el Sáhara Occidental, mientras grupos nacionalistas usaron «retórica inflamatoria» contra España.

Estrategia de presión

Analistas ven paralelismos con 2002, cuando Rabat ocupó Perejil aprovechando tensiones sociales en España. Ahora, disturbios como los de Torre Pacheco podrían ser usados para «testar la resiliencia española». Marruecos combina gestos simbólicos con presión económica y diplomática.

Un islote que sigue dividiendo aguas

Perejil, deshabitado y de 200 metros cuadrados, fue escenario en 2002 de una crisis diplomática que requirió mediación internacional. Tras la retirada de tropas, se acordó su desmilitarización, pero sigue siendo un símbolo de las tensiones en el Estrecho.

Vigilancia en la delgada línea roja

El despliegue español busca disuadir nuevas provocaciones mientras se mantiene el statu quo. Aunque no hay ocupación física, la tensión persiste por diferencias sobre el Sáhara y la soberanía de territorios españoles en África. La fragilidad diplomática sigue latente.