Primer francés Bayrou propone recortes de 43.800 millones para evitar crisis griega
El Gobierno francés busca negociar un presupuesto de austeridad con la oposición para otoño. El primer ministro centrista plantea eliminar festivos y subir impuestos a altos ingresos, generando críticas de extremos políticos. La estrategia apunta a forzar acuerdos con socialistas y evitar el colapso fiscal.
«Una apuesta arriesgada con cálculo político»
François Bayrou presentó un plan de ajuste sin garantías de apoyo parlamentario, incluyendo recortes en sanidad y bienestar. «Es una posición maximalista para negociar después del verano», admiten fuentes gubernamentales. La medida busca evitar un «colapso al estilo griego», según el primer ministro, aunque reconoce incertidumbre sobre su aprobación.
La trampa de los festivos
La propuesta de eliminar dos días festivos (como el 8 de mayo) fue interpretada como señuelo negociador. Marine Tondelier, líder ecologista, lo calificó de «cebo para desviar la atención». El Gobierno ya obtuvo un rebaja en el presupuesto de la UE, neutralizando una demanda clave de la ultraderecha.
El dilema socialista
Los socialistas, socios clave para evitar una moción de censura, criticaron el plan como «injusto e inaceptable», pero evitan pedir la dimisión de Bayrou. «Podríamos evitar votar en contra si hay cambios», admitió el negociador Philippe Brun. El partido está dividido entre moderados y alinearse con la izquierda radical.
Francia en tablas políticas
El Parlamento francés, fragmentado desde las elecciones de 2024, carece de mayorías claras. Bayrou gobierna con apoyo temporal de centristas y sectores moderados. Su predecesor, Michel Barnier, fracasó al negociar con la ultraderecha. La estrategia actual busca aislar a los extremos, aunque Marine Le Pen (RN) aspira a la presidencia en 2027.
¿Acuerdo a la vista?
El ministro de Economía, Éric Lombard, señaló que un pacto con socialistas es «más probable». Bayrou dejó abierta una «contribución solidaria» para rentas altas (similar a la de 2024) como moneda de cambio. Los aliados de Macron elogiaron su «audacia», aunque críticos como Édouard Philippe dudan que solucione los déficits estructurales.