CEO de Ryanair afirma que prefiere pasajeros sin maletas
Michael O’Leary rechaza ingresos por equipaje en una polémica declaración. La aerolínea facturó 4.299 millones en extras en 2024, pero su CEO prioriza reducir costes operativos. El debate sobre el equipaje de mano divide a Europa.
«Que vuelen sin maletas»: la obsesión de Ryanair
El CEO de Ryanair, Michael O’Leary, declaró en Dublín que «no quiere dinero de las maletas» y prefiere que los pasajeros viajen sin equipaje. La aerolínea calcula que cada pasajero le cuesta 34 euros, y las maletas aumentan gastos en combustible y personal. Sin embargo, facturar una maleta de 10 kg puede costar hasta 44,99 euros.
Un negocio construido con extras
Ryanair ingresó 13.400 millones en 2024, pero solo 9.101 millones provinieron de billetes. El resto corresponde a servicios como equipaje, asientos o comisiones por reservas externas. La compañía multa duramente a quienes incumplen sus normas, incluso por maletas que cumplen medidas.
Europa debate el tamaño mínimo del equipaje
El Parlamento Europeo y el Consejo de Europa chocan sobre las medidas del equipaje de mano. Ryanair, miembro de A4E, aceptó aumentar ligeramente el ancho permitido (de 25 a 30 cm), pero mantiene su política de cobro. Esta modificación coincide con la propuesta europea, lo que facilita su adaptación a futuras regulaciones.
Un limbo legal en España
Mientras, en España, la justicia no unifica criterios sobre si Ryanair puede prohibir maletas que excedan sus medidas. Algunos tribunales respaldan a la aerolínea; otros, a los usuarios. El Gobierno español ya multó a la compañía por considerar ilegal su práctica.
Cuando volar ya no es el negocio
Ryanair transformó el modelo low cost: solo el 68% de sus ingresos viene de billetes. El resto depende de extras y sanciones, desde equipaje hasta refrescos a bordo. Su estrategia prioriza minimizar costes (como el peso del avión) y maximizar penalizaciones.
Maletas que dividen aguas
El conflicto refleja la tensión entre aerolíneas, instituciones y pasajeros. Mientras Europa busca regular, Ryanair ajusta sus normas sin renunciar a su modelo. La eficacia de futuras regulaciones dependerá de su aplicación real.