CEO de Ryanair afirma que prefiere pasajeros sin maletas
Michael O’Leary rechaza ingresos por equipaje para agilizar operaciones. La aerolínea modificó levemente las medidas de equipaje de mano, aunque mantiene su política de cobro. El debate se enmarca en una disputa regulatoria en la UE.
«Que vuelen sin maletas»: la obsesión de Ryanair
El CEO de Ryanair, Michael O’Leary, declaró en Dublín que «no quiere dinero de las maletas» y prefiere que los pasajeros viajen sin equipaje. La compañía argumenta que las maletas incrementan costes: «empleados para cargarlas, mayor peso y consumo de combustible». Sin embargo, en 2024, los «extras» como el equipaje generaron 4.299 millones de euros, un 32% de sus ingresos totales.
Un negocio construido sobre los «extras»
Ryanair obtiene más beneficios con servicios adicionales que con los billetes. Facturar una maleta de 10 kg cuesta hasta 44,99 euros, y superar los límites acarrea multas de hasta 60 euros. La aerolínea también cobra por asientos, comisiones por reservas externas y hasta por imprimir tarjetas de embarque.
La batalla europea del equipaje
Mientras el Consejo de Europa propone medidas mínimas para equipaje de mano (similar a las de Ryanair), el Parlamento Europeo aboga por ampliarlas. La aerolínea ajustó sus normas este verano: ahora permite maletas de 40×30×20 cm (5 cm más anchas), pero solo como gesto ante la futura regulación.
Un limbo legal en España
La justicia española no tiene una postura unificada: algunas sentencias apoyan a Ryanair, mientras otras respaldan a usuarios. El Gobierno considera ilegal su política y la ha multado. La normativa actual menciona equipaje «esencial», sin especificar medidas concretas.
Cuando volar ya no es el negocio
Ryanair transformó el modelo tradicional: los vuelos son solo la excusa para monetizar servicios adicionales. Su CEO insiste en eliminar equipajes, pero los datos revelan que son clave para su rentabilidad. La UE debate regular este enfoque, mientras los pasajeros navegan entre multas y cambios de última hora.
Maletas: ¿privilegio o derecho?
El conflicto refleja la tensión entre low cost y derechos de viajeros. Ryanair adapta sus normas anticipándose a regulaciones, pero mantiene su estrategia de maximizar ingresos con cada detalle del viaje. Su próximo objetivo: cobrar por no usar billetes digitales.