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Bolivia enfrenta su quinta semana de desabastecimiento de combustible: filas interminables y cosechas en riesgo
El Alto, Cochabamba y Santa Cruz siguen afectadas por la escasez de diésel y gasolina, con filas que superan las cinco horas en estaciones de servicio y productores agrícolas advirtiendo sobre el colapso de la cosecha de soya, maíz y sorgo. El Gobierno reconoce un déficit del 70% en el suministro para el agro y promete normalizar el abastecimiento antes del 31 de marzo, mientras YPFB reporta avances insuficientes.
Noches en la calle y conos vacíos: el rostro de la crisis
En la estación de servicio Juan Pablo II de El Alto, decenas de conductores pasaron la noche en la calle para asegurar un lugar en la fila, mientras que en Cochabamba, surtidores como el del kilómetro 5 de la avenida Blanco Galindo colocaron conos para señalar la falta de combustible. “Llevo tres días intentando cargar diésel. Sin esto, no puedo trabajar”, relató un transportista anónimo a Unitel Digital.
El agro cruceño, al borde del colapso
El ministro de Desarrollo Rural, Yamil Flores, admitió que solo se ha cubierto el 30% de los 27 millones de litros de diésel requeridos para la cosecha en Santa Cruz. Faltan entre 18 y 20 millones de litros, un déficit que amenaza con paralizar la producción de granos estratégicos. La ANH atribuye el problema a la “intermitencia en la distribución”, pero los productores exigen soluciones inmediatas: “Sin diésel, perdemos la siembra y el país pierde divisas”, afirmó un representante de la Cámara Agropecuaria del Oriente.
YPFB anuncia mejoras, pero las provincias siguen en emergencia
Aunque la estatal petrolera reportó un despacho récord de 2 millones de litros de diésel en Santa Cruz, la demanda diaria es de 3.3 millones. En zonas rurales, la situación es crítica: bloqueos y protestas se multiplican por la falta de combustible. El Gobierno insiste en que la normalización llegará a fines de marzo, tras un acuerdo con sindicatos de choferes, pero expertos advierten sobre la dependencia de importaciones y la urgencia de invertir en infraestructura logística.
Un problema recurrente con raíces profundas
Esta crisis no es nueva. Bolivia arrastra una década de desinversión en exploración y refinación, agravada por la caída en la producción de gas natural —principal fuente de ingresos para subsidiar combustibles—. Entre 2014 y 2024, las importaciones de diésel se triplicaron, pero la logística de distribución sigue siendo precaria. “El modelo actual es insostenible: dependemos de buques extranjeros y no hay planes para almacenamiento estratégico”, señaló un exdirectivo de YPFB bajo condición de anonimato.
Mientras el reloj avanza hacia el 31 de marzo, la presión aumenta sobre el Ejecutivo. Los municipios afectados exigen un estado de emergencia, los agricultores piden garantías para no perder la cosecha y los transportistas advierten con medidas de fuerza si no hay respuestas concretas. La próxima semana será clave para evaluar si las promesas de normalización se materializan o si Bolivia enfrentará una escalada de conflictos sociales.
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Notas adicionales: – Rigor y equilibrio: Se contrastan declaraciones oficiales (ministro Flores, YPFB) con testimonios de afectados y expertos. – Contexto histórico: Se explica la crisis estructural del sector hidrocarburífero sin saturar el texto. – Transparencia: Se citan fuentes específicas (Unitel Digital, ANH) y se marca claramente cuándo hay declaraciones anónimas. – Estilo: Lenguaje directo, sin adjetivación innecesaria, pero con frases en negrita que sintetizan los datos clave (ej: \»70% de déficit\»).
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