ONU reconoce la wiphala como símbolo de pueblos originarios
La organización recomienda su uso en instituciones públicas. La decisión generó polémica por su similitud con otros símbolos y su apropiación política reciente. El autor cuestiona el criterio de la ONU en un contexto global complejo.
«Una bandera con múltiples interpretaciones»
La wiphala, derivada de la bandera del arcoíris cusqueña, fue consolidada en la época colonial bajo influencia incaica y cristiana. Su diseño ha generado confusiones: desde asociaciones con el movimiento LGTBQ+ hasta comparaciones «estéticamente forzadas» con la esvástica, según el autor.
Polémica por su uso político
El texto señala que el MAS «pervirtió» el símbolo, vinculándolo a discursos de superioridad racial, como el célebre «Somos la reserva moral de la humanidad» de Evo Morales. Sayuri Loza criticó esta apropiación, generando reacciones divididas.
Símbolos con historias torcidas
Tanto la wiphala como la esvástica tuvieron orígenes positivos antes de ser instrumentalizadas por movimientos políticos. El autor destaca que su significado original «fue pervertido» al asociarse a ideologías excluyentes.
¿Por qué ahora la ONU?
El artículo cuestiona el timing y motivos de la declaración de la ONU, planteando si responde a «despiste, ignorancia o apoyo solapado» al socialismo del siglo XXI. Subraya la falta de claridad sobre los estudios que respaldan la decisión.
Un legado entre colores y controversias
La wiphala sigue siendo un emblema identitario, pero su reconocimiento internacional reabre debates sobre su uso político y su percepción social. La medida de la ONU, sin contexto claro, añade capas a una discusión no resuelta en Bolivia.