Enfriar alimentos con almidón: beneficios y riesgos

Descubre cómo el enfriamiento de alimentos ricos en almidón puede generar almidón resistente, con posibles beneficios para la salud intestinal, pero también riesgos microbiológicos si no se manipula correctamente.
xataka.com

El enfriamiento de alimentos ricos en almidón gana popularidad por sus posibles beneficios

Cocinar, enfriar y recalentar alimentos como arroz o patatas aumenta el almidón resistente. Esta práctica, promovida en redes sociales, cuenta con respaldo científico parcial por sus efectos similares a la fibra. Expertos advierten sobre riesgos microbiológicos si no se manipulan correctamente.

De las redes al intestino: la ciencia detrás del almidón resistente

El fenómeno nace en plataformas como TikTok, donde usuarios promueven enfriar y recalentar alimentos para reducir calorías y mejorar la salud intestinal. Según el CSIRO, el proceso de retrogradación —al recalentar y enfriar— transforma parte del almidón en una forma no digerible que llega al intestino grueso, donde fermenta y produce compuestos como el butirato, beneficioso para la microbiota.

Tipos y beneficios limitados

Existen cuatro tipos de almidón resistente, siendo el Tipo 3 (generado al enfriar alimentos cocidos) el más discutido. Aunque estudios citados en ScienceDirect respaldan sus efectos positivos en la glucosa y la salud intestinal, Cleveland Clinic aclara que «no hay pruebas sólidas de que ayude a perder peso». Su impacto es modesto comparado con el almidón natural de legumbres o plátanos verdes (Tipos 1 y 2).

Riesgos ocultos en la tendencia

El método conlleva peligros si no se siguen pautas de seguridad. El Bacillus cereus, una bacteria resistente al calor, puede contaminar alimentos dejados a temperatura ambiente. El País recomienda enfriar rápido, refrigerar y consumir en 48 horas, además de recalentar una sola vez a alta temperatura.

Un fenómeno con contexto: la obsesión por lo «microbiota-friendly»

La moda refleja el creciente interés por hábitos que mejoren la salud intestinal y el control glucémico. Sin embargo, como señala Xataka, el almidón resistente no compensa dietas desequilibradas ni convierte comida procesada en saludable. Su valor radica en sumar a un estilo de vida consciente, no en ser una solución mágica.

Más fibra, menos expectativas milagrosas

La práctica puede ser útil si se integra correctamente, pero su impacto real depende de la dieta global. Expertos insisten en que priorizar alimentos naturales ricos en fibra sigue siendo clave, mientras que los ciclos de frío y calor son solo un complemento con beneficios limitados y riesgos a vigilar.