Uganda enfrenta tensiones por el Parque Nacional Queen Elizabeth
40.000 habitantes reclaman derechos históricos sobre tierras protegidas. El parque, creado en 1952 por el colonialismo británico, restringe actividades tradicionales de comunidades locales. Conflictos por límites y recursos persisten hoy, según testimonios recogidos en enclaves como Katwe.
«Nos negamos a aceptar los límites del parque»
Rajabu Juma, líder de 80 años en Katwe, muestra mapas que documentan disputas territoriales con la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda (UWA). «Nunca consultaron a los pueblos indígenas», afirma. Los 11 enclaves dentro del parque albergan a descendientes de los Basangora, desplazados en el siglo XIX. UWA acusa a los residentes de mover hitos fronterizos.
Repercusión para las comunidades
Angela Muhindo, maestra en Katwe, relata que mujeres arrestadas por recolectar leña enferman en prisión. La prohibición de acceder a sitios sagrados o pastorear ganado ha alterado su forma de vida. «Antes convivíamos con los animales; no necesitábamos que nos enseñaran a protegerlos», dice Juma.
De salinas reales a safari de lujo
El parque, nombrado en honor a Isabel II en 1954, fue creado tras epidemias y masacres coloniales que diezmaron a los Basangora. Hoy es el destino turístico más visitado de Uganda, con 100.000 visitantes en 2022 y poblaciones de elefantes en recuperación. Sin embargo, el 20% de sus ingresos por entradas, destinado a comunidades locales, llega con retraso y opacidad.
Enfoque controvertido de la UWA
Pontius Ezuma, guardabosques jefe, admite que la presión humana aumenta conflictos, pero descarta reubicar a los enclaves. Organizaciones como la Fundación de Conservación de Uganda defienden el modelo: «Sin parques, la vida silvestre desaparecería», argumenta Michael Keigwin.
Pintando un futuro en equilibrio
Nicholas Kakongo, guía turístico y artista, exhibe un cuadro donde humanos y animales coexisten en harmonía. «Queremos que las futuras generaciones conozcan sus tótems», coincide Wilson Asiimwe, líder local. La solución, sugieren, pasa por integrar a las comunidades en la conservación, no excluirlas.
Legado colonial, futuro incierto
El parque Queen Elizabeth simboliza el éxito ecológico ugandés, pero también las heridas de un pasado de desplazamientos. Su sostenibilidad depende de reconciliar protección ambiental con derechos históricos, en un contexto donde el 7.6% del PIB nacional proviene del turismo.