Bolivia defiende postura anacrónica en última cumbre del Mercosur
El presidente Arce insistió en tratos diferenciados para economías menores, contradiciendo los principios del bloque. Su discurso en la 66.ª Cumbre reflejó un enfoque basado en teorías de los años 60, alejado de la visión actual de competitividad global.
«Igualdad que acepte diferencias»: la contradicción boliviana
Luis Arce planteó una integración basada en asimetrías estructurales, replicando modelos de la ALALC y ALADI. «El principio de igualdad debe traducirse en aceptar diferencias», declaró, ignorando que el Tratado de Asunción exige reciprocidad de derechos y obligaciones para todos los miembros. Uruguay, Paraguay y Argentina operan bajo esas reglas desde 1991.
Integración vs. competencia
Mientras Bolivia promueve cadenas de valor regionales y sustitución de importaciones, los demás socios buscan reducir el arancel externo común. Uruguay negocia con China, Paraguay con otros mercados emergentes y Argentina logró excepciones para 50 partidas arancelarias con EE.UU. La competitividad, no la protección, guía al bloque.
Raíces de un enfoque obsoleto
La postura boliviana se ancla en la teoría cepalina de los 60, que clasificaba países por desarrollo relativo. Arce repite internamente este modelo con políticas de industrialización que «no han generado resultados efectivos». El Mercosur, en cambio, eliminó tratos preferenciales para evitar tensiones y retrasos.
Adiós a una oportunidad
La próxima cumbre en diciembre tendrá un nuevo gobierno boliviano, que deberá reiniciar el proceso de adhesión plena. La actual postura, calificada de «nostálgica y no propositiva», alejó a Bolivia de los debates clave sobre apertura e innovación que dominan la agenda regional.