Arce busca apoyo internacional para elecciones en Bolivia
El Gobierno solicita observadores de la OEA y la UE para los comicios del 17 de agosto. El presidente Luis Arce denunció en el Mercosur «intereses sectarios» tras la violencia política, mientras Evo Morales insiste en su candidatura pese a su inhabilitación.
«Democracia bajo presión»
En la Cumbre del Mercosur en Buenos Aires, Arce acusó a «intereses anticonstitucionales» de provocar bloqueos con cuatro policías y un civil muertos. La Cancillería boliviana pidió a la OEA y la UE «garantizar elecciones libres y pacíficas», marcando un giro tras años de críticas a la organización.
Fractura interna y violencia
La estrategia diplomática surge en un contexto de división en el MAS, con Morales inhabilitado pero persistiendo como candidato. El Gobierno vinculó los disturbios en Llallagua y Cochabamba a una «concepción política no revolucionaria», en alusión a su exaliado.
De la condena al acercamiento con la OEA
En 2021, Arce tachó a la OEA de «rol nefasto» en la crisis de 2019, culpándola de erosionar la institucionalidad. Ahora, su gobierno solicita observadores, pese a que la misma organización detectó «manipulación dolosa» en los comicios que derivaron en la renuncia de Morales.
Relato versus hechos
El MAS sostuvo que hubo un «golpe de Estado» en 2019, pero fue Morales quien anuló las elecciones tras las irregularidades. La Canciller Sosa ahora pide «atención internacional urgente», mientras el vicecanciller anuncia una querella contra Evo por los crímenes de junio.
Elecciones en la cuerda floja
La crisis de 2019 dejó un precedente de polarización y cuestionamientos al sistema electoral. Con el MAS dividido y Morales fuera de la carrera, el Gobierno busca respaldo externo para evitar nuevos conflictos.
La comunidad internacional como testigo
La presencia de observadores podría legitimar el proceso, pero también exponer tensiones internas. El resultado definirá no solo el futuro del MAS, sino la estabilidad política boliviana.