Primeros investigadores estadounidenses llegan a Francia como «refugiados científicos»
Ocho académicos huyen de posibles recortes de fondos bajo el gobierno de Trump. La Universidad Aix-Marsella (AMU) los acoge con un programa pionero en Europa, dotado con 15 millones de euros. Llegaron el 1 de julio de 2025 tras 298 solicitudes, incluyendo candidatos de Yale y Stanford.
«Un refugio bajo el sol marsellés»
AMU lanzó en 2025 el programa «Safe Place for Science», dirigido a investigadores que temen persecución política o recortes en EE.UU. «No es ajeno a otros períodos oscuros de la historia», declaró el presidente de la universidad, Eric Berton, comparándolo con los exiliados académicos durante el nazismo. François Hollande respalda crear un estatus de «refugiado científico».
Perfiles en riesgo
Entre los seleccionados hay un climatólogo y una experta en sistemas judiciales, quienes pidieron anonimato por miedo a represalias. Brian Sandberg, historiador de la Universidad de Illinois, afirmó que «la investigación y educación en EE.UU. están bajo ataque». AMU garantiza salarios equivalentes a los de sus académicos locales, aunque inferiores a los estadounidenses.
Desafíos logísticos
Un antropólogo biomédico pospone firmar su contrato por diferencias salariales, pero valora la educación gratuita para sus hijos y menor costo de vida. La universidad negocia con el gobierno francés duplicar los fondos para ampliar el programa de 20 a 39 plazas.
Olas previas, respuestas nuevas
Desde que Trump asumió la presidencia en enero de 2025, la UE y Francia han destinado millones para atraer talento científico estadounidense. AMU es la primera institución francesa en concretar esta política, aunque investigadores locales critican la prioridad dada a extranjeros frente a la falta crónica de fondos domésticos.
Cambio de aires con sabor mediterráneo
El programa marca un precedente en la fuga de cerebros inversa, con académicos dispuestos a intercambiar salarios altos por estabilidad política y calidad de vida. Su impacto a largo plazo dependerá de la ampliación de fondos y la integración de los investigadores en el sistema francés.