Senado republicano choca con marco presupuestario pactado en la Cámara
El proyecto de ley del Senado supera en $651 mil millones el límite de déficit acordado. Conservadores de la Cámara Baja amenazan con bloquear la legislación si no se ajusta al acuerdo fiscal. La disputa podría retrasar la aprobación más allá del plazo fijado por Trump.
«Un juramento de sangre fiscal» en riesgo
El Grupo de Libertad de la Cámara acusó al Senado de «ignorar completamente» el marco presupuestario negociado con el presidente Mike Johnson. «El proyecto añade $651 mil millones al déficit, sin contar los intereses», denunciaron en redes. Los conservadores exigieron recortes adicionales para compensar los $4,45 billones en reducciones de impuestos propuestos.
Presión desde el ala dura y Silicon Valley
Elon Musk criticó duramente la iniciativa: «Quienes voten por este aumento de deuda deberían avergonzarse», escribió en X, amenazando con apoyar primarias contra los infractores. Mientras, republicanos como Keith Self (Texas) tildaron el plan del Senado de «criminalmente fiscal».
Cuentas que no cuadran
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), los recortes de gasto del Senado ($1,5 billones) no compensan las exenciones fiscales, especialmente tras perder $250 mil millones por normas de reconciliación. Paul Winfree, exasesor de Trump, advirtió que la diferencia debe acercarse a $0 para evitar un «conference» entre cámaras.
El fantasma de las elecciones primarias
El acuerdo original —que Johnson llamó «juramento de sangre»— exigía equilibrar cada dólar en recortes tributarios con reducciones de gasto. 38 republicanos, liderados por Lloyd Smucker, ya habían alertado en junio al líder del Senado, John Thune, sobre este incumplimiento. Ahora, el plazo de Trump para promulgarla (4 de julio) pende de un hilo.
Un pulso con fecha de caducidad
La disputa refleja la fractura entre el ala fiscalista y los partidarios de priorizar las medidas de Trump. Con el Senado avanzando hacia una votación final y la Cámara programando sesiones urgentes, el desenlace definirá no solo el destino del megaproyecto, sino también equilibrios de poder internos en el GOP.
