Songscription lanza un ‘Shazam para partituras’ con IA

La startup Songscription presenta una herramienta que convierte audios en partituras usando IA, facilitando el acceso a la transcripción musical.
TechCrunch

Songscription lanza un ‘Shazam para partituras’ con IA

La plataforma convierte audios en partituras en minutos. La startup, fundada por un estudiante de Stanford, opera con modelo freemium y busca democratizar el acceso a la transcripción musical. Se presentó esta semana con respaldo de inversores.

«Queremos que tocar música sea más accesible»

La herramienta de Songscription transcribe automáticamente canciones a partituras o tablaturas, con especial precisión en piano. Según su CEO, Andrew Carlins, el objetivo es que «un profesor de banda escolar en zonas rurales pueda obtener arreglos personalizados para sus estudiantes«. Permite subir archivos o enlaces de YouTube, generando incluso representaciones visuales para quienes no leen notación musical.

Legalidad en terreno difuso

Carlins reconoce que la plataforma podría entrar en un «área gris» legal al transcribir canciones protegidas, aunque defiende su uso como herramienta educativa. «No creamos música nueva, aceleramos un proceso manual«, aclaró. La startup se ampara en que los usuarios confirman tener derechos sobre los archivos subidos.

De Stanford al mundo

El modelo de IA se basa en una investigación publicada por el cofundador Tim Beyer. Entrenaron el sistema con partituras de dominio público y grabaciones cedidas por músicos, aunque la mayoría de los datos son sintéticos. Songscription, con solo siete meses de vida, ya captó fondos de Reach Capital y participará en el acelerador StartX de Stanford.

Música y algoritmos: un dúo en ascenso

La startup surge en un contexto donde las herramientas creativas con IA proliferan, pese a debates legales. Recientes fallos judiciales han favorecido a empresas tecnológicas frente a artistas en casos similares.

Una batuta digital para todos

Songscription podría revolucionar cómo músicos aficionados y profesionales acceden a partituras, aunque su escalabilidad dependerá de resolver desafíos legales. La evolución de su tecnología promete ampliar formatos de salida y personalización.