Bolivia registra 514 conflictos sociales en los primeros cinco meses de 2025
La crisis económica impulsó el 30% de las protestas. Según el informe de la Fundación UNIR, la conflictividad creció desde enero, con choques entre sectores sociales y fuerzas del orden. Los reclamos políticos-electorales, aunque minoritarios, tuvieron alto impacto.
«Una alerta prolongada»: la escalada de tensiones
Entre enero y mayo, Bolivia acumuló 514 conflictos, con un pico de 115 en abril. «El estado de conflictividad es expresivo de una situación de alerta prolongada», advierte el reporte. La escasez de combustibles, falta de dólares y alza de precios fueron los detonantes principales, especialmente para sectores productivos como ganaderos y transportistas.
Choques y detenciones
UNIR destaca que entre enero y febrero hubo niveles altos de confrontación, con decenas de heridos y centenares de detenidos. En mayo, aunque hubo una leve reducción (100 conflictos), la crisis económica siguió dominando el 30% de los casos.
La grieta política que agrava la crisis
Los conflictos político-electorales representaron solo el 5% del total (27 hasta abril), pero tuvieron «alto impacto por su intensidad y potencial desestabilizador». Incluyeron enfrentamientos entre facciones del MAS, ocupaciones de instituciones y cuestionamientos al Tribunal Supremo Electoral (TSE). «El núcleo es la ruptura interna en el MAS», señala el informe.
Advertencia internacional
La canciller Celinda Sosa Lunda alertó en la Organización de los Estados Americanos (OEA) que la violencia podría afectar las elecciones del 17 de agosto. Mencionó riesgos para «el voto libre y soberano» ante la escalada de tensiones.
De la calma relativa al caos acelerado
Tras cerrar 2024 con niveles bajos (51 conflictos en noviembre), la conflictividad repuntó en enero (87 casos) y no dejó de crecer hasta abril. La combinación de malestar económico, fracturas políticas y demandas sociales insatisfechas explica esta tendencia.
Un semestre que define el rumbo
El informe de UNIR refleja un escenario complejo donde la crisis económica amplifica otros conflictos. Con elecciones en agosto, la capacidad de contener las tensiones dependerá de respuestas concretas a las demandas sociales y políticas.