Liberan a Richard Mamani tras 9 años preso injustamente por violación
Un hombre recupera su libertad después de que se demostrara su inocencia. Richard Mamani fue condenado a 25 años en 2016 por un crimen cometido por otro hombre. La víctima, presionada, lo acusó falsamente.
«¿Quién me devuelve mi juventud?»: Una vida robada
Richard Mamani Martínez, de 28 años, salió este viernes de la cárcel de Morros Blancos en Tarija. Fue condenado a los 19 años sin pruebas objetivas por la violación de una niña de 12 años en Villa Charcas, Chuquisaca, en 2016. «No tengo palabras, pero estar aquí nueve años de manera injusta ha sido doloroso», declaró al recuperar su libertad.
La verdad sale a la luz
La víctima, al cumplir la mayoría de edad en 2023, confesó que su cuñado —esposo de su hermana— fue el verdadero agresor y que la obligó a culpar a Richard. «No decía nada porque vivía con él, me amenazaba», explicó. El verdadero culpable fue sentenciado en febrero de 2025, pero Richard permaneció encarcelado hasta ahora.
Un proceso judicial lleno de fallos
El juicio de 2016 en Camargo fue sumario y sin pruebas contundentes. El padre de Richard denunció irregularidades: «El violador seguía libre mientras mi hijo era castigado». La magistrada Rosmery Ruiz, el defensor del Pueblo Pedro Callisaya y el presidente del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija apoyaron su liberación.
Las secuelas y las demandas
Richard no busca venganza, pero exige consecuencias para quienes lo incriminaron y medidas para evitar casos similares. «Llegar injustamente a la cárcel no se lo deseo a nadie», afirmó. El defensor del Pueblo calificó el caso como emblemático de las fallas del sistema penal boliviano.
Una familia rota por el silencio
El caso refleja cómo la violencia intrafamiliar y las presiones pueden distorsionar la justicia. Richard fue víctima de un sistema que no investigó a fondo y de una familia que prefirió ocultar al verdadero agresor.
Justicia tardía, pero esperanzadora
La liberación de Richard marca un precedente, aunque no compensa los años perdidos. El Estado aún debe responder por las fallas procesales y la posible reparación a un inocente que perdió su juventud.