EEUU e Irán: Trump anuncia alto el fuego tras ataques a instalaciones nucleares
Un informe preliminar cuestiona el éxito de los bombardeos estadounidenses. Expertos advierten que, pese a los daños, el programa nuclear iraní podría no estar completamente neutralizado. La polémica surge tras declaraciones contradictorias del gobierno de Trump y filtraciones de inteligencia.
«Pueden ser ciertas ambas cosas»
Beth Sanner, exsubdirectora de Inteligencia Nacional, explica que «los bombardeos destruyeron instalaciones clave, pero persisten dudas sobre capacidades residuales». Según ella, evaluar el impacto real llevará semanas, pero la presión política acelera declaraciones parciales. «Filtraciones tempranas solo generan confusión», critica.
Lo que se sabe (y lo que no)
Trump afirmó que las plantas de enriquecimiento en Fordo, Isfahan y Natanz fueron «obliteradas», pero fuentes de inteligencia sugieren que algunos blancos no fueron alcanzados. Sanner subraya que el uranio enriquecido podría haber sido movilizado previamente, aunque el Pentágono lo niega.
Repercusión ciudadana
La incertidumbre sobre el estado real del programa nuclear iraní aumenta el riesgo de escalada. Irán suspendió inspecciones de la OIEA, lo que limita la transparencia. Ciudadanos temen represalias o un conflicto prolongado.
De la mesa de inteligencia al tablero político
El gobierno estadounidense enfrenta críticas por simplificar evaluaciones técnicas. Directores de la CIA y la Inteligencia Nacional respaldaron la versión oficial, pero Sanner señala que sus declaraciones «apoyan la narrativa sin falsear datos». La tensión entre Trump y su directora de Inteligencia, Tulsi Gabbard, complica el flujo de información.
Un programa nuclear con sombras
Irán acumulaba 400 kg de uranio enriquecido antes de los ataques, según estimaciones. En mayo, amenazó con trasladarlo a sitios no declarados. La inteligencia israelí juega un papel clave en el monitoreo, pero expertos temen que Teherán ahora oculte más actividades.
¿Y ahora qué?
El éxito militar no garantiza seguridad a largo plazo. Irán conserva conocimiento técnico y podría acelerar su programa. Mientras Trump descarta negociar, su enviado especial habla de un «acuerdo de paz». La ciudadanía global espera señales claras para evitar una escalada.