Arce admite que Bolivia «vive al día» con dólares para combustible y deuda
El presidente reconoce que no hay reservas para estabilizar el tipo de cambio. La Asamblea Legislativa bloqueó créditos clave, según el mandatario. Advierten que el dólar no volverá a 6.97 bolivianos por el alza de costos internacionales.
«Combustible y deuda consumen todas las reservas»
Luis Arce afirmó en el programa Fama, Poder y Ganas que los dólares disponibles se destinan prioritariamente a importar combustibles y pagar deuda, sin margen para intervenir en el mercado cambiario. «No nos queda para enfrentar el tema adicionalmente», señaló. Atribuyó la crisis al retraso en la aprobación de créditos por 1.800 millones de dólares en la Asamblea, que ya no resolverían el problema por su llegada «gradual».
Dólar no volverá a 6.97 bolivianos
El mandatario descartó mantener el tipo de cambio oficial ante el incremento de costos en importaciones y la falta de producción local de hidrocarburos hasta 2026-27. «Es evidente que el dólar ya no vuelva a 6.97», admitió. Aunque algunos proponen devaluar, advirtió que se requiere un «colchón de dólares» que Bolivia no tiene.
Alerta por «convulsión social» si la derecha asfixia la economía
Arce prevé que la derecha gane las elecciones, pero advirtió que su obstrucción en la Asamblea podría desencadenar inestabilidad. «Si no dejan de asfixiar al Gobierno con los créditos, esto puede favorecer a Evo Morales y poner en riesgo la contienda electoral», afirmó. Criticó a quienes «saborean» una victoria sin considerar las consecuencias.
Un país sin margen de maniobra
Bolivia enfrenta una dependencia crítica de importaciones y presiones inflacionarias globales, agravadas por la falta de aprobación de financiamiento externo. La producción de hidrocarburos no cubrirá la demanda interna hasta dentro de dos años, según el Gobierno.
Entre la deuda y el descontento
La situación limita las opciones del Ejecutivo para estabilizar la economía, con riesgo de crisis social y político-electoral. La advertencia de Arce refleja la tensión entre urgencias fiscales y presiones políticas en un escenario de reservas agotadas.