Industria turística y sindicatos de Los Ángeles chocan antes de los Juegos Olímpicos
Una ley de salario mínimo de 30 dólares desata medidas contrapuestas en las urnas. El conflicto enfrenta a empresas hoteleras y aerolíneas con sindicatos, mientras ambos bandos buscan firmas para sus iniciativas. Las protestas «No Kings» se convirtieron en escenario inesperado de esta batalla.
«La guerra de las firmas»
Tras la aprobación en mayo de un salario mínimo de 30 dólares para trabajadores de aerolíneas, hoteles y hostelería, un grupo empresarial —respaldado por Delta, United, Marriott y Hilton— lanzó un referéndum para impugnar la ley. «Muchas pymes no sobrevivirán», advierte Greg Plummer, empresario del aeropuerto LAX.
La contraofensiva sindical
Los sindicatos respondieron con dos iniciativas: extender el salario de 30 dólares a todos los sectores y exigir aprobación ciudadana para construir grandes hoteles o estadios. «Las empresas gastan millones para negar aumentos», denuncia Kurt Petersen de Unite Here Local 11.
Protestas como campo de batalla
Las manifestaciones «No Kings» del 14 de junio —contra políticas migratorias de Trump— se convirtieron en terreno de captación de firmas. Ambos bandos aprovecharon la movilización ciudadana para cumplir plazos urgentes: 92.998 firmas para el referéndum empresarial y 140.000 para las iniciativas sindicales.
Acusaciones de tácticas engañosas
Concejales afines a los sindicatos denuncian métodos «engañosos» para recolectar firmas, mientras el bando empresarial rechaza las acusaciones. «Hacen lo que sea por conseguir apoyos», critica el concejal Hugo Soto-Martínez.
Olimpiadas en el horizonte
El conflicto surge en un contexto de lenta recuperación turística postpandemia, agravada por incendios forestales y menor tráfico aéreo. La industria alega que los costos adicionales podrían afectar la preparación para los Juegos Olímpicos.
La batalla se decide en las urnas
El desenlace dependerá de la capacidad de cada bando para movilizar apoyos. Los sindicatos confían en el respaldo popular, mientras las empresas insisten en el riesgo para la economía local. La ciudad se prepara para una votación clave en medio de tensiones sociales y políticas.