Conflicto en Oriente Medio amenaza economía boliviana por alza del petróleo
El economista Gonzalo Chávez advierte que el subsidio estatal a combustibles es insostenible. La tensión entre Irán, Israel y EEUU podría disparar el precio del crudo, agravando el déficit fiscal. Bolivia importa el 100% de su diésel y gasolina, con un gasto proyectado de $us 3.000 millones en 2024.
«El barril que explota es el fiscal, no el de petróleo»
Gonzalo Chávez, economista, alertó que el modelo de subsidios «raspa la olla» de las reservas internacionales. «Cada barril importado nos endeuda más y reduce el espacio fiscal», señaló. El Presupuesto 2025 calcula el petróleo a $us 75,3, pero un alza por el conflicto obligaría a gastos no previstos.
Dependencia crítica de importaciones
Bolivia gasta más en comprar combustibles que lo que ingresa por exportar gas: $us 1.600 millones anuales por ventas a Brasil, frente a los $us 3.000 millones destinados a diésel y gasolina. «El Estado paga la diferencia entre el precio internacional y el local, pero ya no tiene margen», enfatizó Chávez.
Entre la volatilidad y la urgencia
Tras el ataque de Irán a una base estadounidense, el precio del crudo bajó temporalmente (WTI a $us 69, Brent a $us 72). Sin embargo, la tendencia sigue siendo alcista por la incertidumbre geopolítica. Chávez subrayó que esta coyuntura evidencia la necesidad de reformar la estructura energética nacional.
Gas natural: un alivio limitado
Las exportaciones de gas no compensan el gasto en combustibles. Argentina ya produce su propio hidrocarburo, y Brasil reduce su demanda, lo que deja a Bolivia sin alternativas inmediatas para equilibrar su balanza comercial.
Un modelo que agoniza
Desde 2020, Bolivia mantiene precios artificialmente bajos en combustibles mediante subsidios, pero las reservas internacionales se han reducido drásticamente. El conflicto en Oriente Medio expone la vulnerabilidad de una economía dependiente de importaciones y con escasa capacidad de maniobra fiscal.
La factura llegará a los bolsillos
Chávez concluyó que el impacto no es solo geopolítico, sino económico directo: «Si no cambiamos las reglas, pagaremos una factura que no podremos cubrir». La advertencia apunta a que los ciudadanos sufrirán el ajuste, ya sea por inflación, devaluación o recortes en otros sectores.