Iglesias afroamericanas presionan a empresas por recortes en diversidad

Líderes religiosos impulsan boicots contra compañías que reducen políticas DEI. La movilización responde a la orden ejecutiva de Trump que elimina estas prácticas. Pastores como Jamal Bryant lideran la protesta, inspirados en el movimiento por los derechos civiles.

«No es caridad, es justicia»: la batalla por la inclusión

Pastores afroamericanos, como Jamal Bryant y Frederick Haynes, organizan boicots contra empresas como Target y Dollar General tras recortar sus programas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). «Si aceptan nuestro dinero, deben apoyarnos», exige Bryant, cuya campaña suma 200.000 adherentes. Al Sharpton, líder de derechos civiles, anuncia una protesta en Wall Street para agosto, vinculando la lucha actual con el legado de Martin Luther King.

Respuesta corporativa y impacto económico

Target reconoció una caída del 2,8% en ventas, atribuida en parte al rechazo a sus cambios en DEI. Dollar General defendió su compromiso con la diversidad, aunque líderes religiosos insisten en que «no basta con declaraciones». Sharpton advierte: «Sin diversidad en sus equipos, la perderán en su base de clientes».

Trump como catalizador del conflicto

El presidente firmó una orden ejecutiva contra las políticas DEI en el gobierno federal, calificándolas de «peligrosas e inmorales». La Casa Blanca defendió la medida como un retorno al «mérito como estándar». Analistas como Adam Clark señalan que la oposición de Trump federaliza un debate ya presente en algunos estados.

De Montgomery a Wall Street: un legado que persiste

Los boicots evocan tácticas históricas del movimiento por los derechos civiles, como el de autobuses en 1955. Sin embargo, líderes como Sharpton admiten dificultades para mantener el enfoque público ante la saturación informativa y las estrategias de Trump.

Una lucha con límites claros

Mientras las iglesias movilizan a consumidores, expertos como Clark advierten que no pueden revertir solas las políticas federales. El desafío sigue siendo traducir la presión económica en cambios concretos, en un escenario donde el poder ejecutivo impulsa la dirección opuesta.