Críticas internas debilitan al nuevo presidente del DNC

Ken Martin, presidente del DNC, enfrenta divisiones y cuestionamientos sobre su liderazgo en sus primeros meses, mientras el partido lucha por unificarse frente a Donald Trump en 2028.
POLITICO

Críticas internas debilitan al nuevo presidente del DNC en sus primeros meses

Ken Martin enfrenta divisiones y cuestionamientos sobre su liderazgo. Cuatro meses después de asumir, miembros del partido lo describen como «débil» e «invisible». La lucha interna distrae de la prioridad: enfrentar a Donald Trump en 2028.

«Un comité en crisis existencial»

Rahm Emanuel, exjefe de gabinete de Obama, advirtió que el DNC está paralizado por conflictos internos: «No pueden ni disparar un tiro, y el mundo de Trump es un entorno lleno de objetivos». Martin defendió su gestión, destacando avances en elecciones estatales y mayor financiación a bases locales.

Fracturas con aliados clave

Dos líderes sindicales (Randi Weingarten y Lee Saunders) renunciaron al DNC por desacuerdos estratégicos. «No podíamos seguir avalando lo que ocurre aquí», dijo un estratega cercano al movimiento obrero. Weingarten exigió que el partido priorice a las familias trabajadoras, como lo hicieron FDR y Biden.

Purga en comités y polémica con David Hogg

Martin removió a 15 miembros del influyente comité de reglas, 13 de ellos opositores en su elección. Sus aliados justifican los cambios como «tradición». Paralelamente, la expulsión del activista Hogg (con 1 millón de seguidores en X) generó críticas: «Perdimos un activo valioso», dijo un miembro del DNC.

Antecedentes: Un partido en reconstrucción

Martin asumió en febrero de 2025 tras las derrotas electorales demócratas de 2024. Su predecesor, Jaime Harrison, reconoció que las tensiones postelección son habituales, pero admitió que los conflictos han opacado los esfuerzos del nuevo presidente.

Cierre: ¿Tiempo para corregir el rumbo?

Mientras algunos legisladores como Ron Wyden piden paciencia, otros como Ro Khanna exigen inclusión. El éxito de Martin dependerá de su capacidad para unificar al partido y centrarse en la batalla contra Trump, en un contexto donde la desconfianza laboral y las purgas internas siguen siendo lastres.